La hora de los tiquismiquis

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La hora de los tiquismiquis
- 07/05/2014
Se suele decir que "la afición es soberana" y que como el fútbol no se entiende sin ella, el público, como el cliente, siempre lleva la razón. No obstante, nunca hay que tomarse las cosas al pie de la letra. La hinchada no es ningún ser racional. Y mucho menos lo son algunos de los que se camuflan entre el gentío para expresar una opinión sin que nadie pueda percibir que andan cortitos de luces y que las pocas que tienen, si acaso parpadean.


Por ejemplo, en este tramo de la competición parece ser la hora de los tiquismiquis. Esos que lo protestan todo y a los que nada les parece bien. Esos que ajustician a aquellos que no se juegan nada, hagan lo que hagan. Si compiten para ganar (su trabajo), les silban y les tildan de mercenarios. Dan por hecho, sin pruebas, que de por medio hay maletines. Y si pierden, son atizados igual. En este caso, por poco profesionales y por emanar desidia.


Se dan casos como que en Almería piten a Salva Sevilla por celebrar un gol (qué más da el año tan jodido que lleva y que no suela celebrar muchos), a pesar de que nunca vistió de rojiblanco. Sí fue técnico del Valencia Unai Emery, al que machacaron en Mestalla por celebrar el pase a la final de la Europa League con un gol en el 94´, sin merecerlo y tras soportar una lluvia de insultos. Yo en su lugar habría mostrado cierta parte de mi anatomía.


Y esos sólo son tiquismiquis. Luego están los que llaman "mono" a Diop en su estadio. Insisto: los que van a tu casa a insultarte. Y todo por ganar sin ningún objetivo en juego y celebrarlo con los tuyos. Y le comparan con un simio, energúmenos como los que enfocan las cámaras. Tíos pasados de peso, que imitan a gorilas, hacen equilibrio para subirse en una valla y amenazan de salvajes maneras. Lástima que no haya jaulas para tanto animal.
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