No me chilles, que no te veo

Aitor TorviscoAitor Torvisco
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No me chilles, que no te veo
- Aitor Torvisco (@ATorviscoED)
Ahora que se cumplen 75 años del estreno de la mítica película ´Casablanca´, a uno se le viene a la mente lo pronto que se le han torcido las cosas al Betis y a Setién, que hace poco brindaban por lo que a todas luces parecía 'el principio de una larga amistad' y que a día de hoy parecen más bien los 'protas' de 'No me chilles que no te veo'. Bien es cierto que la crispación que hay sigue siendo excesiva, con el equipo octavo, a sólo cuatro puntos de Europa y con 11 sobre los puestos de descenso, con dos tercios de la temporada por disputarse. Pero este Betis va de ridículo en ridículo y, al margen de que hay cabida para todo tipos de opiniones sobre el estilo de Setién, todo se resume en una máxima: Ganar a Cádiz, Eibar, Girona o Getafe tiene que ser obligado y, por muy mal que salgan las cosas, lo que no se puede tolerar es que encima le goleen y le humillen (en esas cuatro citas el parcial fue de 7-14).

La grada del Benito Villamarín quizás no entienda a Setién, ya que puedes estar de acuerdo con él o no, pero nunca ha engañado a nadie. El club sabía a quién fichaba y el aficionado que se indigna hoy es el que le aplaudía hace un mes, cuando en la balanza sólo se ponía lo positivo y cuando aún no se le veían las costuras al equipo. No obstante, peor aún que el hecho de que el bético no entienda a Setién es que el míster no entienda el fin último de la crítica de la grada: no quiere que el Betis se le caiga como el año pasado la UD Las Palmas (perdió 13 de sus últimos19 partidos allí). Y es que esto está cogiendo mala pinta. Primero, porque ese enfado del bético se está traduciendo en una depresión en algunos jugadores -otros, sencillamente, no dan el nivel mínimo exigible y a estas alturas no hace falta tener la grosería de dar nombres-, y ya se sabe lo que pasa cuando el Betis teme jugar ante su afición.

Segundo, porque su teoría es atractiva pero no la lleva a la práctica. No es verdad que el equipo mande a través de la posesión. No siempre tiene el control y, cuando lo tiene, no hace daño. Se atasca por dentro y no corre por fuera. Telegrafía tanto su intención, que es previsible. Sorprendió al Madrid, a la Real e incluso al Valencia pese al 3-6. Ya no. Cualquiera sabe cómo hacerle daño. Ya ni siquiera intercambia golpes. Por cada uno que da recibe tres. Es obvio que la defensa no está trabajada. Setién dice que se niega a meter atrás a un equipo con el plantel que tiene el Betis. Renuncia al término medio. Una cosa es alzar una muralla y otra es dejar las puertas abiertas de par en par. Nadie quiere que renuncie a atacar y a tratar de dar espectáculo, sino que halle equilibrio. Sin trabajar conceptos básicos atrás, exponer tanto es llevarse un saco cada día. Y así, es imposible tener una larga amistad.
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