El análisis

Puede ser que te lastimes...

Aitor TorviscoAitor Torvisco
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Puede ser que te lastimes...
Iago Aspas anotando el 1-0 para el Celta tras el error de Javi García. - Aitor Torvisco
Canta Andrés Calamaro un hermoso tango que da lustre a su disco ‘Honestidad Brutal’: “Porque jugando con fuego, puede ser que se lastime... puede ser que se lastime, puede ser que sufra un poco y nos quememos los dos”. A buen seguro, Quique Setién conoce la canción y la tarareaba en la banda cada vez que veía a un futbolista de su equipo (sobre todo a Javi García y a Fabián) recibir de espaldas muy cerca de su portería y ante una concienzuda presión alta del Celta.

El técnico cántabro asume que el Betis debe correr riesgos para poder llevar a cabo un estilo basado en salir con el balón controlado desde atrás y someter al rival con la posesión, moviéndolo de un lado a otro hasta encontrar el hueco para romper y percutir. A veces sale bien y otras (más de las deseadas), sale rematadamente mal.

El 1-0, en el 12’, resume todo esto. Adán cede en corto a Javi García, que no ve venir por detrás a Radoja, la pierde y Aspas convierte en gol la primera ocasión local en pleno dominio heliopolitano.

Eso pasó muchas veces. Los de Unzue habían estudiado bien al Betis. Sabían que monopolizarían la posesión y, en lugar de tratar de evitarlo, optaron por sacar provecho. Presionó la salida, robó en zonas peligrosas y forzó muchas pérdidas. Cuando los verdiblancos salían de la presión, se replegaban, juntaban líneas y cerraban a cal y canto todos los pasillos interiores. Así, al Betis sólo le quedó intentarlo por bandas. Por dentro, su circulación fue lenta (influyó la presencia de charcos), horizontal y previsible. Faltaron líneas de pase, con lo que sólo podían tocar hacia atrás hasta que Adán o los centrales, con miedo a perderla, se la quitaban de encima.

Con un diagnóstico tan evidente y un marcador corto al descanso (1-0), no se entiende que Setién no moviese ficha y diese entrada a algún jugador capaz de romper líneas. El equipo salió grogui tras la reanudación y sólo las paradas de Adán le mantuvieron con vida.
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