Nervión está hoy de fiesta. El Sevilla Fútbol Club celebra su 109 aniversario y su afición, por ende, el nacimiento de un sentimiento: el sevillismo. Un sentir que relatan las lenguas antiguas; una ilusión que, como bien recuerda El Arrebato, nació un 14 de octubre y que hoy, 109 años después, perdura intacta. Su madre fue Sevilla, pero hoy son muchos sus hijos, aquellos que permiten que la llama siga encendida como el primer día. Pero... ¿Qué es el sevillismo?
El sevillismo lo es todo, y a la vez es nada. Es eso de lo que la Giralda presume orgullosa, aquello que lleva en volandas al equipo a ganar. El sevillismo es seguir el partido en Gol Norte, pero también el verlo desde Moscú con un enlace vía streaming. El sevillismo es el Himno del Centenario al comienzo de cada partido y el ´Vuelan, vuelan banderas´ al final. Es el niño que cada tarde da balonazos en tu ventana mientras grita con entusiasmo ´¡Gol de Bacca!´.
El sevillismo es Carlitos, Antoñito o Jesús Navas, pero también lo es Kanouté, Luis Fabiano o Rakitic. El sevillismo es Manolo Cardo, Jiménez, Caparrós, Juande Ramos y Emery, como también lo fueron Gregorio Manzano, Marcelino o Míchel. El sevillismo es Lautaro Acosta, Carlao y Colusso; es ver humillado al Real Madrid en Nervión, o caer ante el Isla Cristina en Copa. El sevillismo es las mieles del éxito contemporáneo o aquello que se siente con un descenso en Oviedo.
Sevillismo es el socio número uno, y también el último. Es el Sánchez Pizjuán; el fútbol hecho arte y filigrana. El sevillismo es ese niño que cada seis de enero pide por Reyes la equipación de su equipo, ese padre que rememora los goles de Toni Polster; ese abuelo que recuerda con agrado a Achucarro. El sevillismo es un mosaico de Preferencia que se hace hueco entre los hierros de un centro comercial. El sevillismo eres tú, soy yo, es él; es algo que brota.
Felicidades sevillistas. 
Alejandro Sáez
