No pudo ser. El Sevilla se quedó ayer con cara de bobo en el Juventus Stadium, un terreno de juego en el que los gratos recuerdos del pasado fueron simplemente eso, recuerdos. Sobre el estadio de la tercera Europa League y con la camiseta de la cuarta, el Sevilla saltó a Turín bien posicionado y cuajando un partido que tácticamente pudo considerarse sobrio. Pero, en ningún momento dio sensaciones de poder ganar, perdiendo un encuentro que planteó para empatar y en el que aguantó las embestidas del rival durante un trepidante inicio de la Juventus. ¿Y tras ello, qué? Pues más de los mismo: ser fuertes e ir a más con el paso de los minutos. Un objetivo que el Sevilla sólo consiguió cumplir en parte, pues para vencer, lógicamente, hay que crear, llegar y generar ocasiones; algo que los de Emery no alcanzaron a conseguir bajo ningún concepto. A la Juve, como es obvio, no es fácil jugarle al 0-0.