OPINIÓN

El Efecto Pigmalión del Sánchez Pizjuán

Alejandro SáezAlejandro Sáez
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El Efecto Pigmalión del Sánchez Pizjuán
Describe la psicología el Efecto Pigmalión como un suceso en el que la creencia de una persona o colectividad puede influir en el rendimiento de un tercero. Es decir, que una persona o grupo consiga lo que se proponía gracias a la simple creencia de que puede conseguirlo. Y eso, precisamente, es lo que, llevado a la práctica, consiguió el pasado sábado el Sevilla ante el Barcelona, gracias, en parte, al Sánchez Pizjuán y a una grada que no dejó de empujar bajo ningún concepto en base a la creencia de que era factible y obligado.

En una semana muy densa, plagada de aspectos negativos ajenos a lo puramente deportivo y tras una ripia actuación en el Juventus Stadium, los de Unai Emery consiguieron imponerse a un Barcelona muy superior en todos los conceptos. Victoria que fue horneada con el aliento de la grada y la unión de un vestuario que saltó al césped convencido de que era capaz de sumar los tres puntos ante los de Luis Enrique.

El Efecto Pigmalión, eso que el curso pasado convirtió al Pizjuán en un fortín y que este curso, por tanto, también puede hacerlo.
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