El análisis

Nervión engrasa la maquinaria

Alejandro SáezAlejandro Sáez
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Nervión engrasa la maquinaria
Konoplyanka y Banega celebran el tercer gol, obra del ucraniano. - Alejandro Sáez
Muy pronto tuvo que cambiar su planteamiento inicial Unai Emery, viendo cómo el francés Steven N'Zonzi se marchaba lesionado poco después del cuarto de hora de partido, siendo Cristóforo, con mucha menos salida de balón, el que le sustituyó. Sin el galo, que, partiendo en el doble pivote junto a Banega, era quien retrasaba su posición para encastrarse en la zaga a la hora de jugar la pelota arriba, fue el argentino quien tuvo que echarse atrás, viéndose mermado su fútbol.

Mientras, los centrales ocupaban los laterales a la vez que Mariano y Trémoulinas se lanzaban al ataque; especialmente por el carril del galo, que dobló en innumerables ocasiones a Konoplyanka durante la primera media hora. Con el ucraniano y Krohn-Dehli en bandas, Iborra jugaba como segunda punta, siendo Gameiro, junto a la banda izquierda, el único que rompía las líneas amarillas gracias a su movilidad, ya que los centímetros de Iborra quedaron inutilizados durante gran parte de la primera mitad, aunque no tanto en la segunda.

Con dos líneas de cuatro y una presión a tres cuartos de campo, el doble pivote amarillo cerró filas en la zona ancha, lo que generó una crisis de personalidad sevillista que llevó al Villarreal a darle la vuelta al marcador. Pero Emery volvió a engrasar la maquinaria tras el 45', apareciendo de nuevo el Sevilla de casa.

Un gol en propia puerta de Víctor Ruiz y un golazo de Konoplyanka desde 30 metros volvieron a colocar por delante al Sevilla, que jugó con diez a partir del 80' por expulsión de Banega. El cuarto, de Reyes, supuso la puntilla en un gran partido en el que el Pizjuán volvió a imponer su criterio y tras el que la Champions está tres puntos más cerca.
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