Pasó el Gran Derbi y algunos ni nos hemos enterado. Y es que el partido, para ser francos, dejó bastante que desear. Le sobró bronca y le faltó fútbol. Seamos ecuánimes, ya que ambos no podían perderlo, lo más justo hubiera sido un empatito rácano. Y de hecho así fue, a no ser que Estrada Fernández se hubiera decantado por anular por fuera de juego un tanto que resultó legal. Un grave error que decantó la balanza y que permitió el triunfo de los blanquirrojos, que se colocan virtualmente en la segunda posición de la tabla. Un fallo que despertó nuevamente el enojo de un soliviantado Gustavo Poyet que, pese a afirmar públicamente que tiene que tener "mucho cuidado" con lo que dice, se quedó a gusto: "Estas cosas definen campeonatos, el día a día, mi trabajo, lo que la gente va a decir mañana sobre este partido€ No te puedes inventar cosas. La semana pasada fue la mano, un penalti que no nos pitaron€ Son muchas. Al final soy yo el culpable pero hay que parar, hay que parar. Son demasiadas".
Una queja formal en la que, de una u otra forma existe bastante de razón por parte del charrúa, quien, sin embargo, lleva semanas haciendo la guerra por su cuenta, amén del cable que anoche le echó Adán. Y ahí, entiendo yo, es donde reside el problema verdiblanco, que mientras el ´presi´ no dudó en cargar absurdamente contra el mensajero semanas atrás, ahora le falta valor para ir de la mano de su técnico y alzar la voz. Más vale tarde que nunca.
Alejandro Sáez
