A Madrid con otra perspectiva

Las sensaciones determinan la perspectiva, moldean el estado de ánimo y alcanzan una dimensión que, sin ellas, ni siquiera se encuentra en la órbita de éxitos meramente matemáticos. Porque más allá de la frialdad de las cifras late el entusiasmo, subyace la conexión con una idea y se desata aquella vibración que eleva la alegría a la categoría de diversión y la erige en empatía.

Cierto que, al final, en la memoria histórica perduran los números, el resultado de la ecuación, pero también que si se tejen con seda, se potencia cada momento y se genera tal confianza que el único sentimiento que surge cuando se plantea un reto se llama ilusión. Sampaoli ha creado esta atmósfera en Nervión. Un universo donde no se lamenta el sorteo de los octavos de Copa, sino que se recibe con fe en que, como mínimo, el Sevilla competirá de tú a tú con el Madrid y en el Santiago Bernabéu. Ha desterrado el pesimismo incubado por el conservadurismo de Emery, esa imagen del equipo resistiendo las embestidas de los grandes a la espera de que sonara la campana.

Puede perder, claro está, pero ahora se contemplan estos desafíos desde una perspectiva diferente, desde una posición donde la personalidad del casildense y de su equipo se manifiesta en cualquier escenario, y todo es posible. Reflejo de lo que transmite un Sevilla que impone al mismo tiempo que emociona.