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El ocaso de Joaquín Sánchez

Antonio José MedinaAntonio José Medina
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El ocaso de Joaquín Sánchez
- Antonio J. Medina
Entre el 1 de septiembre, cuando 20.000 béticos le aclamaron en el Benito Villamarín y este pasado sábado, en el que Juan Merino lo elogió públicamente tras su partidazo en Balaídos, Joaquín ha vivido más momentos malos que buenos en el que debía ser el año más feliz de su carrera.

En este tiempo, tras una irregular temporada para el Betis en general y para el portuense en particular, se ha podido oír de todo, desde que está acabado hasta que ha venido a cobrar y retirarse. Sin embargo y a pesar de todo lo vivido estos meses, ni las sensaciones ni los fríos datos estadísticos lo corroboran y Balaídos sólo fue la culminación de una esperanza: que Joaquín, ni ha perdido calidad ni su rendimiento, a sus 34 años, ha tocado techo.

"Ha tenido calidad e intensidad", dijo Merino, hasta que "le ha aguantado el físico". Y es que ahí ha estado la clave de un año en el que se esperaba todo de él y él mismo ha sido el primer frustrado. Que físicamente no ha estado bien o, más bien, no le han preparado como sí hicieron en Florencia. Y sin estarlo, ha dejado datos para la confianza. Lleva casi 1.600 minutos en 25 partidos -de 31 posibles- de Liga, ha dado tres asistencias, ha logrado un gol (no hablo de sus tiros a los palos), tiene un porcentaje de acierto superior al 80% de los pases intentados y otro de regates conseguidos que ya quisieran algunos ´cracks´...

No estuvo -muchos saben por qué- en la mayor parte de los partidos de aquella racha que le costó el puesto a Pepe Mel y el Betis lo pagó; ha tardado en ganarse la titularidad con Merino, simplemente, porque su ex compañero no lo quería a nadie a medio gas. Ahora que al fin está bien, enlaza por primera vez desde diciembre dos partidos seguidos como titular y el Betis lo está notando.

Joaquín tiene 34 años y eso no pasa en balde. Su puesta a punto es más lenta, tarda más en recuperarse, debe dosificar más, hacer otras cosas diferentes a las que los béticos estaban acostumbrados una década atrás, como hizo en Vigo. Ante el Levante avisó y en Balaídos lo confirmó. Aún debe mejorar su físico
para que le aguante el fuelle los 90 minutos, pero si se le cuida, aún hay Joaquín para rato.
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