Monchi, el constructor del mejor Sevilla de la historia. Así aparecía reflejado ayer a nivel nacional y, pese a la disparidad de opiniones a favor y en contra que su marcha creó entre algunos aficionados en un primer momento, es algo en lo que coincide la mayor parte del sevillismo. Es lógico cuando es casi el único nexo común entre el Sevilla hundido que cogió Roberto Alés con el cambio de siglo y ese club que para la UEFA está hoy día entre los ocho mejores de Europa. Tras dieciocho años como director deportivo y tras anunciar su adiós se han hecho muchos balances de su gestión en los que, lógicamente, ha salido claramente ganador. Todos han recordado a los Alves, Rakitic, Kanouté, Baptista... aunque también a los Babá, Lautaro, Stevanovic, etc. Han proliferado los Top 10 y, en general, los elogios han superado de forma abrumadora a las críticas.
Hay que recordar que llegó a un equipo recién descendido a Segunda, que había realizado una de las peores temporadas de su historia (28 puntos), que, como dijo el propio Roberto Alés, no tenía "ni para pagar los balones" y en el que, entre otros, se habían marchado Hibic, Juric, Jesuli, Marchena, Tsartas, Moya, Quevedo, Héctor... dejando un plantel casi desmantelado, sin un plan y que había que hacer desde cero sin recursos. Por si fuera poco, llegó desde el puesto de delegado de campo, sin experiencia en la labor que se le había encomendado y siendo un perfecto desconocido fuera de Sevilla y fue a Mérida, a Almendralejo, Granada, Elche, Salamanca, es decir, a pescar en equipos de Segunda y Segunda B. Y se trajo a los Casquero, Castedo, Notario, Pablo Alfaro, Fredi, César Caneda, Míchel II, etc. con los que ascendió Caparrós -su otra gran apuesta-, y, al año siguiente, los Moisés, Mario Cotelo, Tomás, Njegus, Toedtli, Javi Navarro o Torrado, que llegó a mitad de temporada a cambio de la cifra récord de... 60.101 euros. El resto es historia: Monchi creció de la mano del club, se formó, cogió experiencia y estuvo preparado para cuando el Sevilla dio el "salto de calidad". Y conformó un equipo que fue creciendo y evolucionando hasta lo que es hoy. Llegar hasta este punto es difícil, lograr que el Sevilla pueda pelearle jugadores a los clubes más poderosos de Europa, más aún, pero mucho más sacar algo positivo cuando no tienes una base en la que apoyarte para crear un proyecto, como le ocurría a él en ese verano del 2000. Ahora será mundialmente famoso, traerá a Jovetic, pero le doy más valor a lo que hizo entonces. Aquellos fichajes eran los más difíciles. Y los logró.
Antonio José Medina
