“Tengo la mentalidad de una hoja de Excel. Me da igual cómo se repartan los cuadritos si al final salen las cuentas”. Así resume José Antonio Bosch su participación en la confección de la plantilla verdiblanca. Stosic pone los nombres y sueldos siempre que la cantidad final no exceda un céntimo el presupuesto para el plantel deportivo.
Es la forma de garantizar los pagos a los jugadores y la fórmula que convierte al Betis en un club atractivo pese a que los salarios no sean los más altos. De hecho, la plantilla heliopolitana fue la sexta más barata de toda la Primera división en la 11/12.
Según un estudio realizado por Sporting Intelligence en colaboración con el grupo mediático americano ESPN, el conjunto verdiblanco ofrecía a sus futbolistas una media de 600.000 euros, muy por detrás de Real Madrid y Barça (5´3 millones), Valencia (1’9 millones) y el Sevilla (1´5 ‘kilos’). Se encontraría por delante de Osasuna y por detrás de la Real Sociedad, ambos con cifras muy similares.
Joan Verdú ha sido el último ejemplo de un futbolista que ha preferido un proyecto deportivo e institucional estable por encima de otras propuestas que superaban en lo económico a la verdiblanca. Cierto que el Betis ha tenido que hacer un esfuerzo para poder contar con uno de los mirlos blancos del mercado estival, pero el futbolista también ha puesto de su parte para formar parte del plantel bético las próximas cuatro campañas.
En los despachos de la planta noble del Benito Villamarín la consigna es no sobrepasar en un solo euro el presupuesto de gastos y no avanzar ingresos que no sean seguros. Sucederá esta temporada, por ejemplo, con la
Europa League, competición en la que no se garantiza ni un euro de ingresos extraordinarios y en la que éstos dependen de la marcha del equipo, por lo que su influencia ‘a priori’ en el presupuesto ha sido cifrada en cero.
Enrique García2 min lectura