Entrevista ED

Salva Sevilla: "El club tiene que decidir si me quiere renovar o no"

El virgitano espera una respuesta para definir su futuro, mientras tanto prefiere centrarse en salvar al equipo del descenso. Tras el triunfo ante el Getafe, el almeriense encara el derbi europeo con más optimismo.

Salva Sevilla: "El  club tiene que decidir si me quiere renovar o no"
Salva Sevilla posa para ESTADIO Deportivo. - Isabel Morales
Isabel MoralesIsabel Morales13 min lectura
- Qué diferentes las sensaciones la semana que se gana...
- Las sensaciones vienen cambiando desde hace algunas semanas. Ya contra el Athletic o contra el Villarreal se pudo ver. El equipo se está soltando, está cogiendo confianza. Sí que es verdad que la situación sigue estando al límite, pero nos quedan jornadas por delante y la clave va a ser encadenar dos o tres triunfos que nos reenganchen a la Liga.

- La mala imagen que ofrecía el equipo jornada tras jornada se ha conjugado a veces con decisiones arbitrales un tanto polémicas.
- Se juntaba todo. Cuando lo hemos hecho mal, porque lo hacemos mal. Y cuando lo hemos hecho bien, porque los árbitros se han equivocado y sus decisiones nos han perjudicado. Se cumplía eso de ‘a perro flaco, todo se le vuelven pulgas’.

- En situaciones como las que se vivieron con Gil Manzano (Athletic) o Iglesias Villanueva (Villarreal), de poco servirá el derecho al pataleo.
- Poco podíamos y podemos hacer. Tenemos que intentar hacer lo que hemos hecho durante estas semanas: darlo todo en el campo, entrenar duro. Luego, hay circunstancias que nosotros no podemos controlar. No podemos asegurar que haya una persecución en contra nuestra, pero sí está demostrado que podríamos llevar diez o doce puntos más.

- ¿Cómo se vive dentro del campo una situación así?
- No podemos coger al árbitro por el pecho, pero sí le podemos decir que nos estamos jugando mucho, el futuro de mucha gente. Son decisiones que nos están perjudicando. Nos genera mucha impotencia, porque ya dentro del campo se ve cómo se está equivocando claramente. No es que una decisión sea dudosa y, en consecuencia, no puedas protestar porque no sabes si ha sido o no. Es que el error es evidente.

- ¿Cree que el hecho de que un amplio sector dé por descendido el equipo ‘facilite’ el agravio contra el más débil?
- Sería muy injusto que nos diesen por muerto cuando aún podemos dar mucha guerra. Pero no podemos hacer mucho más. Estamos convencidos de que errores como los que se han cometido no tienen la misma transcendencia si se cometen con el último o con el Real Madrid, el Barcelona o cualquier otro equipo que se esté jugando cosas más importantes, pero hay que ser equitativos independientemente de en qué posición se esté. Ahora bien, no queremos excusarnos en los árbitros, porque la culpa es nuestra, de los jugadores, pero está claro que ha habido decisiones contrarias desde el inicio de Liga comenzando con el Madrid en el Bernabéu, el Celta con un gol en fuera de juego, el Rayo con otro. Contra el Málaga un penalti; Athletic de Bilbao, Villarreal… Son muchos puntos que se te escapan, pero queda Liga por delante, y tenemos que intentar seguir la dinámica de estos últimos partidos, para reengancharnos con dos o tres victorias consecutivas.

- ¿Una victoria como la del pasado sábado es suficiente para llegar a tiempo a la Liga?
- Queda poco, es evidente. Son sólo once partidos, pero la clave es no ir más allá del siguiente, el momento es ahora. No podemos esperar más.

- Hay quien culpa a la planificación deportiva de la situación del equipo, pero ¿qué parte de responsabilidad tiene el plantel?
- El objetivo a principio de temporada no era la permanencia, pero el rendimiento que hemos dado a lo largo del curso no está acorde con lo que se suponía que debíamos dar. Se han sucedido un cúmulo de cosas, nos hemos visto en una situación difícil, con muchas jornadas sin ganar. El equipo perdió toda la confianza. No hemos sabido encajar los golpes que recibíamos, hemos sido demasiado frágiles. Llegó un momento en el que hubo un poco de desidia incluso dentro del vestuario, porque veíamos que no salía nada. Ni sabíamos ni podíamos reaccionar. Nosotros somos los primeros que siempre hemos querido ganar, y hemos tratado de cambiar lo que sucedía. Hablábamos mucho, intentábamos buscar soluciones, pero sólo nos quedaba dar el máximo y remontar el vuelo.

- En su papel de capitán, ¿le ha resultado complicado enfrentarse a la situación, a sus compañeros?
- Para mí era muy difícil dirigirme al grupo. Jamás había vivido una situación tan límite. Tenía enfrente a un vestuario joven, que acumulaba jornadas sin ganar, gente que llegó en verano con otras expectativas, que ha tenido que pasar por muchos cambios de entrenadores, dentro del club... Lo que hemos intentado es levantarles el ánimo. Por suerte, tenemos un vestuario que jamás ha perdido la esperanza, que siempre ha tenido ganas de salir adelante.

- Cuando oye que esta plantilla no tiene nivel para jugar en Primera, ¿qué piensa?
- No me gusta escucharlo, pero imagino que a nadie le gustaría. Lo que sí es cierto es que cuando se han dado una serie de partidos, en los que no hemos dado ni muchísimo menos la talla, lo normal es que se den este tipo de comentarios. Cuando lo hemos hecho bien, nos han dorado la píldora, y cuando no, tenemos que apechugar con las críticas. Nos va en el sueldo. Hay gente a la que le afecta más y gente que ya está acostumbrada a ello.

- ¿Aceptar las críticas es una forma de reconocer que la plantilla es peor que la del pasado año con Beñat, Cañas...?
- Los datos así lo demuestran. Pero no por los jugadores que han venido, sino por todos. Todo el conjunto es peor porque no damos ni por asomo el rendimiento que dimos el año pasado. Pero, por lo que he dicho: han pasado muchas cosas. El equipo perdió toda la confianza. Teníamos mucha presión. Se hace difícil. Ahora, el equipo está en línea ascendente, pero aún lejos del objetivo.

- ¿Jugar sin la presión clasificatoria les ha permitido ofrecer otra cara en Europa?.
- Al principio hubo muchas rotaciones y el equipo no se resintió, pero es difícil de explicar. Lo más importante es la confianza y el equipo la fue perdiendo poco a poco hasta llegar a unos límites inexplicables. Parecía que había dejadez sobre el campo -en la Liga, me refiero-, pero te puedo asegurar que era impotencia. La gente no podía, no le salía. Queremos conseguir el objetivo. Eso es indudable.

- ¿Cree que va a lamentar el Betis a final de temporada el tiempo perdido con Garrido en el banquillo?
- La verdad es que es difícil de saber. Cambiar el entrenador como se hizo con Mel a veces tiene sus cosas buenas. Puede ser un revulsivo, pero, en nuestro caso, no hubo reacción en cuanto a puntos. El club quiso buscar un cambio, que empezáramos de cero, con otro método, con otro aire, pero la pena fue que no sirvió. Estuvimos dos meses sin sumar puntos.

- En el plano personal, ahora disfruta de la continuidad que no ha tenido con Mel y mucho menos con Garrido.
- Me encuentro muy bien. Sí que es verdad que parecía que no estaba sirviendo de mucho para el equipo, porque no ganábamos, pero estoy contento, me encuentro bien, el míster me está dando mucha confianza y se lo agradezco.

- ¿Ve justificada su fama de jugador irregular?
- Para nada. Para mí era difícil jugar dos partidos y no tener el más mínimo margen de error. Jamás lo he tenido. Tenía que rendir de diez siempre, porque sino el siguiente partido no jugaba. Siempre he tenido que lidiar con eso. Se me ha exigido más que a otros muchos. No quiero culpar a un entrenador o a otro, porque asumo que debemos dar siempre el máximo, pero las comparaciones a veces eran odiosas. Respeto que los entrenadores tengan jugadores de confianza. El resto tenemos que trabajar y esperar nuestras oportunidades.

- Para competir con usted, este verano trajeron a Verdú, un jugador contrastado que no está cumpliendo con las expectativas.
- Pero ni él ni nadie. Somos un equipo y el rendimiento en general no ha sido bueno, no hemos rendido y de esta forma es mucho más complicado que aparezcan las individualidades. Verdú ha demostrando que es un grandísimo jugador y la pena es que el equipo no ha rendido. Insisto, así es complicado.

- ¿Le preocupa que su renovación esté completamente parada mientras que a Adán ya se le ha renovado hasta 2017?
- Hemos hablado un par de veces con el club, pero ya hace tiempo. Las cosas se complicaron, se fue la gente de la dirección deportiva con la que habíamos tratado el tema y está todo aparcado. Tampoco creo que fuera el momento. Hay que centrarse en estos últimos partidos y ya se verá. Lo que sí quiero es agradecer las palabras del míster el otro día. Su confianza para mí es muy importante.

- En cualquier caso, no creo que jugar en Segunda fuese un problema para usted.
- Ni el dinero ni la categoría serían un problema. El Betis siempre ha sido una prioridad. La categoría no me importa. Yo vine para jugar en Segunda y este club me ha dado mucho, pero estoy esperando a saber qué es lo que quieren en el club, porque no sé nada. No sé qué pasará. Ellos son los que tienen que valorar mi trabajo y decidir si quieren que siga o no.

- En cuanto a lo más inmediato, llega el primer derbi europeo de la historia. ¿Puede ser una distracción para lo verdaderamente importante?
- Cualquier derbi distrae porque son partidos especiales, que te exigen mucho.

- ¿Salvaría la temporada eliminar al Sevilla en octavos?
- Puede que a la afición le valga con eso, pero a nosotros no. Lo más importante es salvarnos. La Europa League es un premio que nos ganamos el año pasado y por la que vamos a luchar. El rival, no cabe duda, es especial, pero no nos sirve de nada pasar a cuartos y descender.

- Llegan en un buen momento, quizás el mejor de todo el año, pero también lo hace el Sevilla, después de ganar al Almería ayer.
- Sinceramente, hemos hablado poco del partido y poco del Sevilla. Sí que lo hicimos cuando acabó la eliminatoria de Kazán, porque vimos que ellos también habían pasado y el cruce sería el derbi. Obviamente, en ese momento miras las fechas, miras dónde es el primer partido, el calendario en general. Sabes que es un partido especial, pero no será hasta ahora cuando lo preparemos.
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