Su confianza en Ceballos, lo más positivo

Cinco meses de disparates en Heliópolis

El esperpéntico cónclave de anoche alarga unas horas más la agonía de un Julio Velázquez que ha estado discutido desde que arribó al Villamarín

Cinco meses de disparates en Heliópolis
El primer "velázquez vete ya", ante las palmas - A.S/Á.P/E.G
Estadio DeportivoEstadio Deportivo 3 min lectura
El rostro serio con el que Julio Velázquez se presentó ante los medios de comunicación en la sala de prensa del Benito Villamarín el pasado 18 de junio pareció ser un anticipo de lo que le esperaba al vallisoletano en Heliópolis, donde ha estado discutido desde el mismo momento en el que se hizo con las riendas del Betis, el ´Real Madrid de Segunda´, como él mismo se ha referido a su equipo en alguna ocasión durante los poco más de cinco meses que lleva al frente de un conjunto que ha navegado a la deriva en Segunda división.


Al vallisoletano le ha venido grande la experiencia, mostrándose insuficiente su carácter precoz ante un coloso que ha acabado destruyéndole, por mucho que en sala de prensa se obcecara en defender su fútbol rácano y poco fructífero o la directiva saliente se encargara de alargar ayer su agonía unas horas más.


De hecho, el ex del Murcia no ha sido capaz de acumular tres victorias consecutivas en el campeonato doméstico, estrenándose en el banquillo con un triunfo ante el Sabadell que aventuraba, falsamente, una temporada feliz. Todo lo contrario a lo que finalmente ha resultado, llegando la más triste de las realidades ante la Ponferradina en la tercera jornada de Liga; una derrota por 4-1 que echó el balón al suelo y que sirvió para advertir a los béticos de lo que estaba por venir.


Y pronto, lógicamente, llegaron los cánticos desde la grada, solicitando el retorno de Pepe Mel al Villamarín, al compás del ya repetido "Velázquez vete ya". El ex del Murcia no ha sabido conectar con una sufrida grada, la bética, que en el plano positivo sólo puede contar con la confianza depositada por éste en el canterano Dani Ceballos y el debut de Varela, a quien echó a los leones ante el Alavés, cuando la presión sobre su persona no le permitía otra alternativa.


Anoche, el cónclave del Villamarín decidió alargar la agonía unas horas más, por lo que hoy, si prima la cordura, deberá escribirse el último capítulo de una historia marcada por un sinfín de despropósitos desde el principio.
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