Nadie esperaba un gran ambiente ayer en las gradas del Benito Villamarín. Ni el rival, ni la hora, ni la competición animaban al beticismo. Y si encima se decide cobrar a los socios... Apenas cuatro mil aficionados se dieron cita en el coliseo de La Palmera, donde la nueva Grada 1907 cumplió con su promesa de no animar como protesta por los precios acordados por los nuevos dirigentes.
Pero tampoco el resto de los presentes alentó demasiado a los suyos. Al contrario, en unas gradas semivacías, probablemente en una de las peores entradas de la historia, los silbidos no tardaron en aparecer. Concretamente, cinco minutos, el tiempo que tardó el Almería en hacer dos goles.
Volvieron a escucharse desde Gol Sur, como en cada partido, los cánticos que piden el regreso de Pepe Mel, aunque con escasa fuerza, porque con el 0-3, a la media hora de juego, comenzaron a desfilar muchos de los pocos valientes que acudieron a la cita.
Hubo pitos para jugadores como Chuli, Matilla o Perquis, pero la gran protesta que podía esperarse por el pobre espectáculo que daba el equipo apenas tuvo resonancia. Y es que en una histórica estampa, el Villamarín acabó con apenas 2.000 béticos en sus gradas.