Soñaba el
Betis de
Merino con lograr una remontada en el
Estadio de los Juegos del Mediterráneo, en el que tenía que marcar como mínimo dos goles para dar la vuelta a una eliminatoria que el
Almería se encargó de encarrilar en el
Benito Villamarín. El 3-4 de la ida daba esperanzas a los verdiblancos, que veían posible dar la sorpresa gracias al cambio de actitud mostrado por la plantilla en las tres últimas jornadas ligueras.
Las expectativas generadas por el resurgir de este "nuevo Betis" fueron diluyéndose con el paso de los minutos. Comenzaron con actitud e insistencia los hispalenses, arribando la portería de
Julián sin acierto. Sólo el malhacer del rival, que tampoco supo aprovechar las llegadas al área de
Dani Giménez durante la primera mitad, mantenía el halo de ilusión de la clasificación verdiblanca.
La ocasión más clara del Betis la tuvo
Xavi Torres tras una buena jugada de
Dani Ceballos desde el centro, que el canterano finalizó con un excelente pase al mediocentro, que se quedaba solo. No tuvo la oportunidad siquiera de ejecutar el disparo porque el colegiado señaló un dudoso fuera de juego.
Los errores defensivos fueron los que condenaron a los de Merino y desequilibraron la balanza a favor del Almería, que se adelantó en el marcador por medio de
Míchel en el 58' de partido. Sin brillar y fallando mucho también, tanto en ataque como en defensa, los rojiblancos sentenciaron la eliminatoria con un tremendo gol de
Zongo desde la medular, que cogió desprevenido a un Dani Giménez mal colocado.
El Betis tuvo un amago de reacción, ya tardía, y acortó ligeramente distancias con un tanto de
Perquis en el 77' tras un córner caótico. Insistió el equipo en los últimos instantes del encuentro, aún sabiéndolo todo perdido. Pudo firmar el empate en el descuento gracias a un penalti de Julián, pero
Rubén Castro mandó el balón al larguero, para posteriormente mandarlo fuera tras un remate desesperado con la cabeza.
Se le quedó grande al Betis, una vez más, un partido de enjundia en el que debía demostrar su carácter más luchador para mantenerse vivo en la
Copa del Rey. El amargo juego de los hispalenses, que apenas hicieron el amago de llevarse el encuentro a su terreno, recordó que la plantilla de Merino, por mucha actitud que le imprima el técnico, sigue siendo la misma que tenía
Velázquez.