Se cumple este miércoles un año desde que
Juan Carlos Ollero se hiciera cargo de la presidencia del Betis, elegido por el ya ex administador concursal Francisco
Estepa. El melillense lo hizo en un momento extraordinariamente
convulso, tanto deportiva como insitucionalmente, logrando en estos doce meses generar un balance más que positivo. Hombre de
consenso y
diálogo, el otrora dirigente de Cajasol ha sabido capear varios temporales en este periodo, tomando decisiones con mano firme pero justa. Los resultados son evidentes: el primer equipo retomó la buena senda y
ascendió a Primera división, se reestructuró completamente la secretaría técnica y se fortaleció el consejo de administración con accionistas de peso, quienes el pasado
23 de septiembre pasaron una crucial reválida ante el beticismo, que les otorgó todo su apoyo.
Tras una
noche agitada, que terminó con el anuncio de la marcha del anterior rector, Manuel
Domínguez Platas, así como de los directivos Fernando Casas y Antonio José Sánchez Pino, Ollero entraba por cooptación en el órgano rector el
25 de noviembre de 2014, siendo presentado a los medios de comunicación. Su primera gran medida fue ordenar la destitución de Julio
Velázquez como entrenador de la plantilla matriz, encargando la tarea de manera interina a un Juan
Merino que, con cuatro triunfos consecutivos, logró reactivar la marcha heliopolitano. Mientras tanto, se pactaba el regreso al banquillo de Pepe
Mel, una vez rematadas las negociaciones iniciadas por el consejo saliente y constatado que era el nombre idóneo. Finalmente, el madrileño sería el artífice de un nuevo ascenso a Primera.
La figura de Ollero apenas ha recibido críticas negativas en este primer año, al menos hasta hacer pública su intención de agotar todas las vías posibles para negociar con
Lopera la compra de sus acciones y su entrega al Real Betis, lo que acabaría con esta judicialización del club, que ya supera el lustro. La idea de pagar por un paquete mayoritario intervenido, en parte por su presunta compra con dinero de las propias arcas de la entidad, y la condonación de que cualquier responsabilidad penal no ha gustado a la mayoría de las plataformas denunciantes del empresario de El Fontanal, a pesar de lo cual el presidente insiste en que su objetivo de pacificar la tesitura institucional vigente es más que lícita.
Ollero, que subo abordar de manera tajante y firme las polémicas generadas por el 'caso Rubén Castro' y el 'caso Osasuna', entre otros, vio reforzada su posición hace dos meses, tras imponerse su candidatura, 'Ahora, Betis, ahora', auspiciada por sus vicepresidentes y accionistas de relevancia José Miguel López
Catalán y Ángel
Haro, en la junta extraordinaria de accionistas a la encabezada por Manuel Castaño, con el apoyo de Farusa. En 17 de diciembre, un nuevo examen ante el beticismo.