Real Betis-Sporting: Más que copa, un refresco

No debería ser así, pero lo cierto es que lo es. La Copa del Rey, por muy desahogado que esté un equipo en la Liga, aparece para los equipos de Primera división a estas alturas de temporada como una incomodidad, un compromiso inoportuno. Aunque ningún entrenador lo confiese, a veces hasta querrían quitarse pronto el ´marrón´ de encima con una eliminación digna, acaso teñida de infortunio como coartada. Obviamente, volver sus onces como un calcetín queda plenamente justificado con la necesidad de refrescar el equipo para que a los habituales no les pesen demasiado las piernas en el torneo de la regularidad, el que da de comer de verdad a los modestos. En el caso del Betis, encima, un plantel de 29 jugadores obliga a las rotaciones para que nadie ´se desenchufe´ a las primeras de cambio.

Ocurre que, cuando te enfrentas en dieciseisavos de final con un rival de inferior categoría, suele valer con la segunda unidad para clasificarte. Sin embargo, los heliopolitanos se las verán contra un igual, un Sporting con un grupo algo más corto, pero con un estilo intenso y vertical que no viene precisamente bien a la fragilidad hispalense en casa. Con todo, también habrá bastantes novedades en la alineación de los asturianos, pues, salvo en defensa -Abelardo únicamente tiene un lateral derecho nato, Lora, y duda entre Luis Hernández y un Guitián a menor ritmo para acompañar a Meré en el eje-, cuenta con variantes de sobra.

Se presenta el estreno copero para el Betis, eso sí, como una invitación para que se reivindiquen varios de sus futbolistas, de los que se esperaba más o, simplemente, algo, porque más de uno tiene el contador a cero. Es el caso de Van der Vaart, que se perfila como titular, bien por delante del doble pivote (sí hay 1-4-2-3-1), conformando uno con Xavi Torres (en un 1-4-4-2, menos probable), junto a Portillo y con el de Jávea como ancla única (en un 1-4-1-4-1), o bien escorado a la izquierda (en un 1-4-4-2 asimétrico, al alternativa más factible).

Dado que no llegan a la cita los renqueantes Adán, Piccini (que ayer volvió a trabajar con el grupo), Tarek, Digard, Fabián ni Rennella, las opciones se reducen, especialmente en la contención. Dani Giménez formará bajo palos, con Molinero y Vargas, que necesita ritmo, en los laterales, mientras que Pezzella y Jordi Figueras cerrarán por dentro. A partir de ahí, las variantes señaladas, aunque se antoja menos arriesgado que Xavi tenga compañía en la sala de máquinas, probablemente con Petros Araujo, si bien no es desdeñable lo apuntado de Van der Vaart y Portillo. No obstante, la última probatura a puerta cerrada apunta a una pareja de delanteros (Jorge Molina-Van Wolfswinkel), por lo que el ex madridista sería seguramente el vértice asimétrico de ese cuarteto. En el otro, Vadillo, por el que Pepe Mel apostará con un doble fin: comprobar si le vale para la segunda vuelta, habida cuenta de que es improbable que se fiche un extremo en enero, y dotarle de rodaje para que, si debe salir, encuentre acomodo más fácilmente.

Al finalizar ayer los quince minutos de la sesión de entrenamiento con reporteros gráficos en las instalaciones, el míster heliopolitano empezaba a repartir los petos para la disputa de un partidillo, otorgando uno de color blanco a un grupo nutrido de efectivos menos habituales de los que se presume saldrá el once de esta noche en la ida copera frente al Sporting. Ahí estaban Vargas, Vadillo, Van der Vaart o Jorge Molina, pero también Joaquín, lo cual llama la atención. Podría ser un movimiento coyuntural para realizar posteriormente modificaciones en el siguiente ejercicio, pues no parece lógico repetir con el portuense desde el inicio, teniendo en cuenta, además, que solamente se ha perdido 20 de los últimos 540 minutos oficiales y que, de hecho, viene de disputar el encuentro completo en el Ciudad de Valencia ante el Levante.