Hubo tiempos en los que en todos los vestuarios de
Primera sólo se hablaba español. Fue antes de la llamada ‘
Ley Bosman’ y de la libre circulación de trabajadores europeos, una época que, en cierto modo, añora un
Betis al que le iría mucho mejor en la Liga si sólo hubiese jugadores nacionales en las plantillas de la máxima categoría del fútbol patrio.
No en vano, el 77 por ciento de los goles marcados en estas 16 primeras jornadas ligueras por los pupilos de
Pepe Mel llevan acento español; concretamente canario; pues, si 10 de los 13 tantos que suman son españoles, ocho de ellos llevan la firma de Rubén Castro (uno la de Joaquín y otro la de Molina). Sólo Westermann, Petros y Enzo Rennella han visto portería de toda la legión foránea de Heliópolis.
Así, en una hipotética clasificación en la que sólo se tuviesen en cuenta los goles nacionales, el Betis ocuparía la quinta posición y sumaría 27 puntos, ocho más que ahora.
Es decir, ocuparía puestos de
Europa League y estaría a sólo dos de la zona Champions que marcarían el Athletic (el único club sin extranjeros) de Aritz
Aduriz y el Eibar de
Borja Bastón y
Sergi Enrich, a tres de la segunda plaza que ocuparía un Deportivo al que sostienen las dianas de
Lucas Pérez, y a sólo cinco de ocupar un liderato que, sorprendentemente, sería propiedad del
Rayo Vallecano de
Javi Guerra.Además, el descenso estaría a 17 puntos de distancia, con más de media Liga aún por delante. Este Betis es muy patriota.