Después de que parte de la afición pidiera que se fuera en el
Benito Villamarín y después de la rueda de prensa de ayer, la división de opiniones en las redes sociales la gana, por ahora,
Pepe Mel, al que la mayoría de los aficionados béticos envían mensajes de apoyo y se centran más en criticar a algunos jugadores con los que tuvo que enfrentarse al Eibar, caso de Jordi Figueras, o en la planificación deportiva.
Los que le defienden, de forma mayoritaria, le siguen viendo como el salvador de una nave de dudosa calidad y hablan de la poca memoria de los que ahora le pitan. Incluso hay quien señala que es el propio técnico el que está más harto de lo que desde el club le están dando -plantel y perspectivas de futuro- que el
Betis de él. Los que le critican señalan, sobre todo, que su trayectoria en el club ha tocado techo y, aunque agradecidos por el doble ascenso, creen que debe darse paso a una nueva etapa.
En principio no hay perspectivas de que su puesto peligre, ni tampoco una petición mayoritaria de cese y ni siquiera tiene a una gran parte de la afición en contra, pero ahora vienen tres partidos muy delicados, con dos derbis, en los que todos se juegan mucho y en los que la grada dictará sentencia en uno u otro sentido.
La realidad, ya lo dijo ayer el propio Mel, es que hay tres opciones: dejar todo como está y tratar de mejorar al equipo, buscar refuerzos en el mercado invernal o destituir al entrenador. De momento, al menos en las redes, ganan las dos primeras.