Los números dicen que la
situación liguera del equipo es, cuanto menos, aceptable y, en
Copa, un 0-2 no puede considerarse un resultado insalvable.
Sin embargo, las sensaciones son bien distintas. El equipo parece sumido en una
profunda crisis interna y las miradas, aunque también lo hacen al
palco y a la
dirección deportiva, se dirigen principalmente al
banquillo, donde
Pepe Mel está viviendo sus peores momentos desde que regresó hace ahora poco más de un año.
Tras los últimos encuentros,
el equipo se le ha caído. Plano y sin capacidad de reacción, el plantel ha perdido el rumbo y ha dejado a Mel acorralado hasta el punto de que ya han empezado a surgir nombres de posibles sustitutos. En cualquier caso,
el crédito de Mel podría tener un límite:
el derbi de vuelta del 12 de enero.Salvo catástrofe en Getafe, adonde viaja el equipo este fin de semana, el técnico se sentará en el banquillo del Ramón Sánchez Pizjuán. Pero, en estos dos encuentros, el consejo de administración espera una reacción del equipo que permita mantener la confianza en el cuerpo técnico. De lo contrario, su continuidad quedaría muy cuestionada.
Con todo, el órgano rector que dirige
Juan Carlos Ollero sigue creyendo que el de Hortaleza es la persona idónea para llevar a buen puerto el proyecto de esta temporada. Ya en la reunión de urgencia mantenida tras la bochornosa derrota ante el
Eibar, el presidente trasladó tranquilidad al técnico, al que, eso sí, pidió un cambio de rumbo en la situación que, de momento, no se vio ante el eterno rival en la ida de los octavos de final de la Copa del Rey, más bien al contrario.
La extraña revolución en el once, así como la imagen ofrecida por el equipo ante el conjunto nervionense, ha ahondado en la preocupación de los directivos, que en la mañana de ayer volvieron a verse las caras, primero, con el cuerpo técnico y, después -esto es lo novedoso-, con los capitanes de la primera plantilla
(Joaquín, Antonio Adán, Xavi Torres y Jorge Molina).
Ollero, Haro y Catalán acudieron al entrenamiento que se celebró en la ciudad deportiva a puerta cerrada en la mañana de este jueves. Allí
hablaron de nuevo con Mel, en los mismos términos que lo hicieron tras el 0-4.
Los capitanes, por su parte, dieron su versión a los rectores, en una conversación subida de tono, según desveló ayer Radio Sevilla.La plantilla, de momento y de manera oficial, mantiene su apoyo al técnico, pero lo cierto es que no entienden el clima que se ha generado en las últimas semanas ni tampoco algunas de las declaraciones del propio patrón del barco.
A la espera de que Eduardo Macià haga su trabajo en este mercado invernal,
la solución a la crisis pasa por ganar en el Coliseum Alfonso Pérez este sábado y, al menos,
dar una buena imagen ante el Sevilla. De lo contrario, las horas de Pepe Mel en el Betis podrían estar contadas.