Que el
segundo derbi hispalense de la temporada se dispute ni tres semanas después del anterior no resulta tan inoportuno en sí como el momento en que llega para ambos, sin olvidar el hecho de que se trata de la tarde del
Día de Reyes. Verdiblancos y blanquirrojos
decepcionaron en la toma 1 del pulso de todos los pulsos, correspondiente a la Liga, y reafirmaron sus peores roles de la temporada. Así, el
Betis,
peor anfitrión de Primera división por méritos propios (seis puntos de 27 posibles, como el Levante, pero con peor ´goal-average´ que el cuadro granota), firmó tablas con un
discretísimo visitante, el
Sevilla, que únicamente ha ganado fuera este curso en Copa y ante el Logroñés, de Segunda B (sólo Las Palmas y Rayo lo han hecho peor). Para más inri, el
empate fue a
cero, haciendo honor al resultado más repetido de la historia de estos enfrentamientos en Heliópolis y, de paso, despertando los bostezos a diestro y siniestro. Aunque el marcador sentó mejor en verdiblanco, ambos salieron
descontentos el pasado 19 de diciembre, continuando después con sus respectivas rachas como local y foráneo. Por eso mismo, no merecen este 6 de enero más que
carbón. Los antecedentes inmediatos así lo atestiguan, circunstancia que no evita que tanto unos como otros ansíen un regalo en forma de
triunfo que, amén de encauzar su clasificación para los cuartos de final del torneo del K.O., sirva como verdadero punto de inflexión.
Tenía mucha razón
Pepe Castro al analizar el
primer derbi de 2016, habida cuenta de que ninguno arriba bien precisamente a tan magno compromiso. Porque, además, las hinchadas no entenderían que se tirara una competición alineando al equipo B contra el eterno rival, por lo que, lesiones y sanciones aparte,
Mel y Emery habrán de recurrir a la mayor parte de sus titulares, por mucho que el madrileño pueda jugarse ya su cargo el sábado frente al Getafe y a que el vasco no pueda fallar contra el Athletic, pues ello supondría alejarse peligrosamente de la zona Champions, a diez puntos ya. Una
exigencia intersemanal más de tensión competitiva que, indudablemente, incomoda más en verdiblanco. Y es que se respira en la Avenida de
La Palmera una sospechosa calma chicha, la misma que suele preceder a las marejadas más salvajes.
Quizás ésa sea la razón por la que Mel haya escondido esta vez sus cartas con inusitada vehemencia. Incluso a los suyos, pues mezcló equipos en el ensayo de este martes a puerta cerrada. Medita el de Hortaleza recuperar la dupla
Jorge Molina-Rubén Castro, lo que supondría volver al
1-4-4-2. El sacrificado, en ese caso, sería
Dani Ceballos, con exceso de revoluciones en los últimos partidos y poco rendimiento puramente futbolístico, si bien el utrerano cuenta también con opciones de incrustarse en el perfil izquierdo de la medular. El resto sí apunta a lo esperado, con Adán bajo palos, pues no está la tarde para más rotaciones de las obligadas. Salvo milagro,
Pezzella y Jordi
Figueras repetirán como centrales, aunque a Mel se le escapó ayer que los
descartados por el club
Molinero,
Bruno y
Westermann no han pasado aún a tal estado. Al menos, en lo que al alemán se refiere, ya que, pese a retirarse ayer de la sesión con molestias aún en el dedo gordo de su pie derecho, será sometido esta mañana a una última prueba. Si la supera, obviamente, relevará al cuestionado dorsal 6, pero no son optimistas al respecto en el vestuario bético. El experimento de
N´Diaye atrás, por mucha salida de balón que asegure el parisino, se antoja difícil. Quienes sí parece que volverán al costado derecho son
Piccini y
Joaquín, mientras que
Digard oposita a dar descanso al sobrecargado
Petros.
Por parte sevillista, menos incógnitas, ya que
Emery sí ofreció una convocatoria de 19 con sus tres delanteros, por lo que se deduce que, contando con la vuelta al
1-4-2-3-1 de toda la vida, descartará a uno de ellos en los prolegómenos. Se quedan
fuera de la citación, además de los consabidos
Andreolli, Pareja y Beto, el sancionado
Iborra, así como
Mariano Ferreira, por lo que
Coke es seguro en el lateral diestro. Analizada la reciente comparecencia en el Nuevo Los Cármenes, también se perfila de inicio
Trémoulinas en el izquierdo.
Rami, que ya iba a jugar antes de ser indultado para la Liga, y
Kolo completarán la zaga, al tiempo que
Sergio Rico será el cancerbero. Por delante,
Krychowiak, cuyo acompañante sí despierta más dudas. Podría ser
Krohn-Dehli, ausente en tierras granadinas, pero no habría que descartar a
N´Zonzi, condenado últimamente al ostracismo. Tampoco a Banega, suplente ante los nazaríes. El argentino saltará en el once con toda probabilidad, si bien seguramente algo más adelantado, con
Vitolo y
Konoplyanka abiertos a los costados. La referencia en la vanguardia debería ser Immobile por los indicios ya mencionados. El italiano está rentabilizando los escasos minutos que le ha concedido Emery, especialmente en la
Copa del Rey, así que no desentonaría hoy en el once blanquirrojo.
Sea como fuere, este
derbi de Reyes se presenta como un caramelo envenenado para ambos contendientes, un peligroso broche a la Navidad que puede prolongar las alicaídas tendencias de unos y otros, pero que daría al vencedor un espaldarazo anímico importante. Mel anuncia matices al planteamiento liguero en busca de profundidad y gol, mientras que su homólogo espera saber eludir la telaraña verdiblanca.
No va más.