Dame pan y dime tonto, reza el famoso dicho popular. Huelga decir que, si los resultados comienzan a sonreír también al
Real Betis en su feudo, poco o nada importarán el sistema y el estilo de juego, aunque siempre habrá quien refiera que ver al equipo replegado y encomendado casi exclusivamente al contragolpe y la estrategia puede llegar a ser aburrido. Para gustos, colores. Seguro que el principal disgustado es un
Pepe Mel que estiró el chicle de su tradicional fórmula vistosa y protagónica ante el Athletic, con funestas consecuencias para el marcador, por lo que ha confesado que, vistos los mimbres con los que cuenta, lo más pertinente y rápido es sacrificarse él en pos de la comodidad y la confianza del vestuario.
Sea como fuera, la visita al
Benito Villamarín del
Atlético de Madrid, espejo perfecto en el que debería mirarse el Betis, ya justificaba de por sí la importación por un día de la versión foránea, tan gris como rentable para los verdiblancos. Por lo ensayado a puerta cerrada, tratará de contener a los colchoneros con un ´trivote´ eminentemente defensivo.
Digard, restablecido de las molestias musculares que le obligaron a retirarse al descanso en La Rosaleda, comparecería por vez primera con su compatriota
N´Diaye, milagrosamente recuperado en la mitad de tiempo de su rotura fibrilar.
Xavi Torres, bastante correcto en Málaga cuando hubo de suplir al ex del Niza, completaría el armazón, con infinitamente más briega que fútbol. La otra opción, más arriesgada, sería que lo abrochara
Dani Ceballos, aunque el canterano volvió sobrecargado de su oasis de la sub 21, donde es capitán general.
El resto del once no alberga demasiadas incógnitas. Por delante de
Adán, la defensa de gala, excepción hecha del lateral izquierdo, donde
Varela mantiene su puesto ante la flagrante falta de forma de
Vargas.
Piccini, Bruno y Westermann se ocuparán también de que los rojiblancos sigan con su mal fario ante las porterías contrarias, especialmente en una faceta, la estrategia, con la que siempre hicieron mucho daño a las órdenes de
Simeone.
Arriba, el indiscutible
Rubén Castro, que tendrá que vérselas con una retaguardia habitualmente infranqueable, como demuestra el hecho de que el Atlético solamente ha recibido seis goles en once jornadas.
Joaquín partirá desde la derecha, proyectándose más que nunca por dentro para rellenar espacios, pero buscando, además, la espalda de
Filipe Luis para servir balones al canario. Por el flanco opuesto, intercambiándose con el ´crack´ de El Puerto, seguramente
Cejudo, el elemento idóneo para equilibrar el once.