Como colofón a una semana convulsa a nivel institucional, en la que Ollero presentó su dimisión irrevocable como presidente del consejo y Ángel
Haro aceptó la siempre complicada responsabilidad de dirigir el club, el
Betis recibe a un
Valencia moribundo. Un duelo de alta necesidad para ambos equipos, que quieren alejarse cuanto antes de la zona caliente de la tabla: a un punto para los béticos, a cuatro para los che tras el triunfo de ayer del Rayo.
Una ´final´ de urgencias clasificatorias, pero también para sus entrenadores.
Una de las primeras decisiones de la nueva junta directiva heliopolitana ha sido acabar con la condición de interinidad del técnico linense, que afronta el difícil reto de evitar un nuevo descalabro deportivo. Pese a la derrota en
San Sebastián, y puede que motivado por la indiferencia mostrada por Juande Ramos a la propuesta verdiblanca, la directiva ha optado por la vía más cómoda, aunque no se sabe si la idónea. Eso sólo el tiempo lo responderá.
En el área técnica contigua se sentará el cuestionado
Gary Neville, al que el bochorno copero en el
Camp Nou (7-0) ha dejado al inglés tocado y prácticamente hundido. Nueve y once son los partidos que, respectivamente, llevan Betis y Valencia (nueve de ellos Neville) sin conocer la victoria en
Liga, un paupérrimo bagaje que les ha metido a ambos en problemas.
Para acabar con esa racha y, en el caso verdiblanco, buscar el segundo triunfo en casa, Merino no podrá contar con los lesionados Joaquín, Kadir, Fabián y Westermann, además del sancionado Cejudo, lo que obligará a una profunda revolución en el que venía siendo su once tipo. Recuperar a
Vargas, amén de poder contar ya con los fichajes
Musonda Jr. y Montoya. Damiao tendrá que esperar. El lateral catalán podría debutar esta tarde en una línea de cuatro a la que volvería el peruano tras cumplir su sanción.
N´Diaye y Petros comandarán el centro del campo, en el que Ceballos podría ser la gran novedad.
Portillo, que ha estado toda la semana entre algodones, partirá, en principio, desde la derecha. Arriba,
Rubén Castro contará con la compañía de
Ricky van Wolfswinkel, su asistente en Anoeta.
El Valencia, que atraviesa por una no menos delicada situación tanto deportiva como institucional, quiere poner fin a otra racha más aparte de sus 8 partidos sin ganar en Liga. En sus últimas tres visitas al Villamarín se ha vuelto de vacío, una dinámica que, de alargarse, serviría para poner en bandeja la cabeza de su técnico,
Gary Neville, que finalmente dejó en Valencia a Enzo Pérez, operado del pómulo el pasado lunes. Alcácer y Bakkali tampoco viajaron.
Cheryshev sí.