Análisis del Deportivo-Betis

Buena idea por perfeccionar

Buena idea por perfeccionar
Lucas Pérez, pesadilla verdiblanca. - Álvaro Palomo
Álvaro PalomoÁlvaro Palomo 2 min lectura
El Betis de Merino se construye desde una primera piedra indispensable para la identidad de un equipo: sabe a lo que juega. El linense ha despejado la indefinición que reinaba con Mel y ha propuesto una idea coherente sobre la que trabaja para alcanzar el equilibrio, potenciar sus recursos y minimizar sus deficiencias, o, en su defecto, compensarlas con la excelencia en otros apartados.

Esta consigna se reflejó en Riazor, con un plan verdiblanco definido, fundamentado en una contención disciplinada e intensa y una presión con orden para robar y aprovechar la defensa adelantada del Deportivo. Teoría proyectada en la práctica con una interpretación sobresaliente en el apartado de las contras, pero no tanto en la resistencia atrás, sobre todo por ciertas lagunas en la cohesión y menos ayudas de las necesarias en las bandas, lo que permitía al ataque gallego encarar a la zaga con ventaja.

Al principio, a pesar del tanto a balón parado del Deportivo, se impuso lo positivo, con un Betis que rompía a la espalda de los deportivistas con combinaciones rápidas y la electricidad de Musonda. Robar y pegar para remontar el encuentro, si bien, antes del segundo, ya se percibían las facilidades con las que los locales percutían, entrando por los costados y disponiendo de ocasiones.

El control que ejercía sin balón se diluyó y durante demasiados minutos los heliopolitanos se limitaron a resistir aferrados a un Adán salvador y a cazar alguna contra aislada.

Con este escenario, Merino buscó más presencia con Ceballos y ganó en parte, para finalmente firmar un punto sobre el que seguir puliendo una idea interesante.
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