Tampoco se descarta interrumpir el contrato de Macià

Juan Merino, a pesar de todo, con fecha de caducidad en el Betis

Juan Merino, a pesar de todo, con fecha de caducidad en el Betis
Juan Merino es consciente de que tendrá que estar muy pendiente de su porvenir en verano. - Óscar Murillo
Óscar MurilloÓscar Murillo 7 min lectura
El excelente trabajo de Juan Merino, que tiene al Betis con más de media permanencia en el bolsillo, no le garantiza su permanencia al frente de la primera plantilla la próxima campaña, incluso aunque remate de manera brillante la segunda vuelta del torneo. Y no ya porque no lo recoja la actualización de su contrato (que sigue siendo hasta 2017, con un simple aumento de su sueldo por el nuevo cargo), sino porque el guion de su interinidad permanece vigente. Tanto es así que los rectores verdiblancos, tras su ratificación hasta final de curso, continuaron barajando nombres, con el de Juande Ramos al frente de la lista, si bien cada vez más en entredicho.

Ocurre que a muchos en la planta noble del Benito Villamarín ha sentado mal el portazo del manchego las pasadas Navidades, cuando se recurrió a él para que relevara a Pepe Mel. Entonces, unos problemas familiares ineludibles y su deseo de no acometer aventuras a la mitad (y mal encauzadas) llevaron al otrora sevillista a dar largas a sus interlocutores, con los que, en principio, había pactado un desembarco en el verano de 2016 para abanderar un proyecto de media-larga duración. En estos momentos, los partidarios de retomar los contactos con el de Pedro Muñoz se han reducido, quedándose Eduardo Macià, gran valedor de esta apuesta -dicen que el hecho de que Mel se enterara de los planes del club para la próxima campaña minaron la moral del madrileño hasta límites insospechados-, prácticamente solo. Y no se trata de una cuestión baladí.

De hecho, tampoco está nada claro que el director deportivo, con vinculación hasta el 30 de junio de 2019, vaya a encargarse de la próxima planificación. Antes al contrario, la marcha de Juan Carlos Ollero y la obligada promoción de José Miguel López Catalán y, sobre todo, Ángel Haro reducen el margen de confianza con el que cuenta el valenciano. La decisión de prescindir de sus servicios, no obstante, no es firme. Ni siquiera hay unanimidad entre los mandamases al respecto, entre otras razones porque el despertar estas últimas semanas de algunos de sus fichajes más cuestionados (Vargas, Pezzella), el acierto con Musonda y la probable consecución del objetivo fijado le darían, en parte, la razón, ganando algunos adeptos dentro de la entidad. Sin embargo, no se olvidan los fiascos protagonizados por Tarek, Van der Vaart o Digard, amén de la cuestionable gestión de los descartes estivales, factores que convierten la figura de Macià en muy discutida.

Este martes, Cope Sevilla desvelaba el tanteo por parte del propio presidente bético a Toni Muñoz, homólogo del levantino en el Getafe. Con 48 años recién cumplidos, el que fuera lateral zurdo de Córdoba y Atlético de Madrid (en el que ejerció, una vez retirado, de director de fútbol base y secretario técnico) tiene un año más de contrato con la entidad azulona, si bien Haro pretendía conocer su disponibilidad. No ha sido, con todo, el primero ni el único contactado al respecto. Según ha conocido ESTADIO Deportivo, la ronda se inició hace algunas semanas con Óscar Perarnau, responsable de la misma parcela en el Espanyol hasta principios de este año, al tiempo que gustan otros directores deportivos en vigor, como el antecesor del ya mencionado en el club catalán, Ramón Planes, quien ahora trabaja para el Elche, o el eibarrés Fran Garagarza.

De este último han llegado muchos informes favorables, tanto de su seriedad y capacidad de trabajo como de su facilidad para manejar presupuestos ajustados, amén de que sería el más barato de todos. Con todo, se filtra desde las entrañas del Villamarín el nombre de un favorito: Manolo Salvador. Valenciano también como Macià, lleva casi dos décadas siendo el arquitecto deportivo del Levante, por el que no está nada claro que vuelva a renovar. El de Faura queda libre en tres meses, convirtiéndose en una de las perlas de este reducido mercado de directores deportivos al que, por segundo año consecutivo, el Betis podría acudir.

Dicho lo cual, el asunto es carne en estos momentos de un proceso abierto de debate. Ni que decir tiene que la continuidad o no del jefe de la secretaría técnica determinará el futuro de Juan Merino, quien, como ya se ha referido, sigue siendo visto por la mayoría en el club como un hombre de la casa, un 'apagafuegos' que ha vuelto a responder de manera sobresaliente a una llamada de auxilio. No habría que elevar a definitivo su retorno al filial una vez expire la temporada, pero ése u otro cargo dentro del organigrama heliopolitano, en caso de que se decidiera encomendar a José Juan Romero u otro técnico de perfil distinto al del linense el Betis B, se antojan salidas infinitamente más probables que su continuidad al frente del primer equipo. Para ser justos, existen voces que defienden la pertinencia de volver a confiarle el barco matriz si prolonga estas inmejorables sensaciones. Son minoritarias, pero ahí están. De su capacidad para convencer a Haro y Catalán, partidarios de un nombre de mayor peso y trayectoria para ese cargo, dependerá la decisión final.

Por último, habrá quien entienda que poner en marcha un casting, ya sea más o menos discreto, para entrevistar a los posibles sustitutos de Eduardo Macià y terminar quedándose con el ex de Liverpool y Fiorentina sería contradictorio o, como poco, minaría la confianza del valenciano. No obstante, éste no es ajeno a los movimientos, así como a la controversia que despierta su trabajo. Y otra cosa distinta sería llegar a un acuerdo para minimizar el coste de un hipotético finiquito.
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