Casi la mitad de los goles, de estrategia

El laboratorio de Juan Merino no deja de dar sus frutos, más allá de que, en esta ocasión, no se tradujera en puntos para el zurrón que se empleará en la permanencia. Bien es cierto que su última producción encaja con calzador en este apartado, ya que el córner botado por Joaquín lo despeja en semifallo Aduriz en el primer palo antes de que Rubén Castro lo aproveche, libre de marca, en el segundo, aunque, estrictamente hablando, en San Mamés llegó el tanto número 12 fruto del balón parado, el octavo de la segunda vuelta (concentrados todos en las seis últimas jornadas) y el cuarto de manera consecutiva.

Doce dianas de las 27 totales fruto de la estrategia, circunstancia que se traduce en que prácticamente la mitad (algo más del 44%, para ser estrictos) llegaron a raíz de córners, penaltis, faltas directas o indirectas. Nadie en Primera división puede presumir de un índice tan alto en esa relación, algo que, teniendo en cuenta que el conjunto heliopolitano es el que menos goles anota de la categoría (27, los mismos que Getafe y Levante), resalta la enorme trascendencia del trabajo que, sobre todo el nuevo cuerpo técnico, auspicia para aprovechar mejor los recursos, con Vargas y Joaquín como lanzadores más reputados en estas lides. El primero se ha consagrado en este tramo final de Liga, aportando tanto a la hora de hacer subir al marcador como a la de brindar pases para que otros compañeros se lleven casi todos los honores.

En lo que a faltas convertidas se refiere, solamente el Barcelona supera al Betis, merced a las cuatro que besaron la red (tres de ellas Messi y una de Neymar). El anfitrión del Benito Villamarín lleva tres hasta el momento, las dos de Vargas (en Riazor y Cornellà-El Prat) y la de Rubén Castro al Granada. No obstante, los catalanes necesitaron intentar sesenta y dos remates a pelota parada para completar su póquer de éxitos, mientras que el trío de los sevillanos llegó después de ´únicamente´ cincuenta y ocho amagos, por lo que hubo 55 desaciertos.