Ha pasado mucho el
Málaga hasta llegar a la zona templada de la tabla. El trabajo de
Javi Gracia ha sido notable para enderezar el rumbo de un equipo que perdió su brújula, Sergi Darder, en los estertores del verano y que no ha recuperado a su pulmón, Camacho, hasta bien avanzada la temporada. El regreso del centrocampista, la paciencia con el técnico -en un equipo que durante la campaña ha cambiado la estructura directiva y deportiva- y el buen trabajo de Francesc Arnau en el mercado invernal hacen de este Málaga un equipo más fuerte que aquel que llegó a ir colista una semana después de perder con el
Betis en La Rosaleda en la primera vuelta.
En aquellos días se jugó el puesto
Javi Gracia, hoy renovado merecidamente hasta 2019. Durante la primera parte de la temporada, el peso del gol recayó sobre
Charles. Con la llegada de Uche y Santa Cruz, Gracia apuesta ahora más por un esquema con dos delanteros, un doble pivote de despliegue físico
Camacho-Recio y bandas que hacen daño por dentro gracias a jugadores como Juanpi Añor y los aterrizados en enero Atsu y Chory Castro. Con más armas ofensivas, el
Málaga ha ido abandonando los últimos lugares de los equipos más goleadores del campeonato, ya que siempre tuvo esa vocación ofensiva y de protagonismo con la pelota. Si el Betis se la da hoy, sabrá qué hacer con ella, no como en la primera vuelta.
Atrás,
Miguel Torres se ha hecho con el sitio junto a los fijos Rosales, Albentosa y Weligton, capitán malaguista que las ha visto de todos los colores en un club sin rumbo fijo.
Ignacio Camacho, el mayor peligro. El zaragozano alcanzó la plenitud la temporada pasada antes de que una lesión de pubis cortara su espectacular despliegue. Le ha costado arrancar en la 15/16, pero con el regreso del ex del Atlético el
Málaga ha ganado en prestaciones. Su pundonor muchas veces tapa su calidad, que la tiene, además de empuje para llevar el peso del juego. La máxima expresión de su fe la demuestra en el balón parado, faceta que domina.