El análisis del Betis-Levante

Rubén los salva de la apatía

Rubén los salva de la apatía
Joaquín, integrante de la vieja guardia, volvía ayer a la titularidad junto con Bruno y Molina. - Isabel Morales
Isabel MoralesIsabel Morales2 min lectura
Dijo en su día Jorge Valdano que el fútbol es un estado de ánimo y el del Betis lo define una palabra: apatía. Ante el colista de la categoría, el conjunto verdiblanco se mostró encefalograma plano el 80 por ciento del partido. Los de Merino debían ganar, independientemente de las formas y pese a que lo hicieron, las sensaciones que dejó el triunfo no fueron buenas. El linense, que una semana antes había cargado contra sus jugadores, creyó que apostando por la vieja guardia lo tendría más fácil, pero la falta de interés presidió un encuentro en el que ni una alineación netamente ofensiva salvó del bochorno durante más de 80 minutos. Sólo la aparición de sus dos pilares: Adán, que volvió a salvar al equipo en una jugada clave: remate de Medjani; y Rubén Castro, evitó males mayores.

El Levante entendió perfectamente el planteamiento de Merino y sólo tuvo que taponarle los extremos (Musonda y Joaquín), que, por otra parte, no parecían tener ni capacidad de desborde ni velocidad, para no pasar apuros en la primera mitad. Tampoco los laterales aprovecharon la autopista que les dejaba el marcaje al hombre de un Levante demasiado timorato, que temía que le cogieran a la contra. Sólo Cejudo, que salió en la segunda mitad para sustituir a Molinero se dio cuenta del carril que le dejaban por la derecha. Y de ahí surgió la jugada del gol de Rubén Castro: un centro del cordobés que remató el canario de cabeza para hacer su decimoséptimo gol de la temporada, en un partido en el que los dos equipos parecían incapaces de generar peligro ni por equivocación.
Unete a nuestro canal de Whatsapp Únete a nuestro canal de Telegram