Paraguayos

Sanabria, el octavo guaraní en el Villamarín

Sanabria, el octavo guaraní en el Villamarín
Sanabria, con los colores del Betis. - J. Julián Fernández S.
José JuliánJosé Julián3 min lectura
El fichaje de Tonny Sanabria no sólo sirve para que el Betis refuerce su delantera y regrese a la dinámica de grandes desembolsos económicos a la hora de hacer fichajes. También permite que su país, Paraguay, se convierta en el tercero que más jugadores extranjeros ha aportado a la entidad en toda su historia, sólo por detrás de Argentina (21) y Brasil (16). Porque el ya exromanista se convierte en el octavo representante guaraní en lucir las trece barras, incluyendo con ello su nombre en una lista que estrenó a mediados del siglo XX Ángel Antonio Berni. El de Asunción llegó a Heliópolis al principio de la campaña 59/60, procedente del Gimnasia y Esgrima argentino y cuando enfilaba la recta final de su carrera. Quizás por ello su aportación al equipo no fue demasiado destacable, reduciéndose apenas a seis partidos y dos goles, algo que le obligó a hacer las maletas y buscar un nuevo destino al acabar la Liga.

Una década más tarde, Epifanio Medina tomaría el testigo. Aunque de un modo efímero, puesto que el de San Antonio apenas jugó un partido como bético. Fue en la 69/70, en Segunda y como parada intermedia antes de echar raíces en Baleares. Después, al inicio de la 74/75, llegaría el turno de Celso Mendieta, quien sí gozó de continuidad en el Betis, hasta el punto de formar parte de aquella plantilla que se proclamó campeona de Copa en la 76/77. No obstante, ese éxito tuvo que verlo desde fuera, ya que por entonces los foráneos no podían jugar la competición. Sea como fuere, pocos días después dijo adiós.

Ya en los ochenta arribó al Benito Villamarín ‘Lobo’ Diarte. Sus goles y su carisma le hicieron ser clave para el equipo entre la 80/81 y la 82/83, siendo incluso el único guaraní que ha jugado en Europa con el Betis. Desgraciadamente, a sus sucesores no les fue tan bien. Virgilio Ferreira, pese a ser una leyenda en Cerro Porteño, firmó por el conjunto verdiblanco en 1996 y ni siquiera debutó en partido oficial. Celso Ayala, por ejemplo, venía como uno de los mejores centrales del mundo y tuvo más luces que sombras en su única campaña en Heliópolis (98/99). Y Santa Cruz (11/12), ya en el inicio del ocaso de su carrera, estuvo a años luz de lo que un día fue.
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