Destinado a ser bético

Sanabria: El viaje de Shirley y un yacaré del área

Sanabria: El viaje de Shirley y un yacaré del área
El pequeño Sanabria, durante sus primeros años en Barcelona. - Aitor Torvisco
Aitor TorviscoAitor Torvisco 9 min lectura
La vida deportiva de Arnaldo Antonio Sanabria Ayala probablemente no sería la misma si, un buen día, su madre Shirley Ayala, no hubiese tenido la valentía de hacer las maletas, de abandonar Paraguay dejando marido y cuatro niños, y de cruzar el charco en busca de un futuro mejor en España. Corría el año 2007, el flamante refuerzo del Betis sólo tenía 11 años y, aunque no lo supiera, estaba ya predestinado a vestir de verdiblanco. Y es que Sevilla fue el primer destino laboral de la mamá del delantero, que destacó en las categorías inferiores de Cerro Porteño, la ´casa´ del exverdiblanco Virgilio Ferreira; al que ´Mundo Deportivo apodó Yacaré -nombre de una especie de caimán endémica en su país-, por el insaciable olfato goleador que mostró en el Juvenil A del Barça entrenado por Jordi Vinyals y que debutó con la absoluta paraguaya sustituyendo a Roque Santa Cruz. No obstante, como todos los niños del mundo, Tonny Sanabria dio sus primeras patadas a un balón en plazas y calles de San Lorenzo, ´ciudad universitaria´ donde nació hace 20 años, a nueve kilómetros de Asunción, capital de Paraguay. Su primer equipo, siendo aún muy niño, fue el Sporting Florida, conjunto de Fútbol Sala de su barrio.

A Cerro Porteño con 8 años
De ahí, pasó a la Escuela de Fútbol de San Toñito, donde tuvo su primera experiencia en Fútbol 11. Se dio cuenta de que destacaba sobre otros niños de su edad y, en 2004, con apenas ocho añitos, pasó a formar parte de la cantera de Cerro Porteño, uno de los clubes más importantes de su país y que tiene a Virgilio Ferreira como máximo goleador histórico. Eligio González y el profesor Alfredo Godoy le descubrieron en un torneo de benjamines y le ficharon para el club de Asunción, donde conquistó numerosos títulos nacionales. Para ello, tenía que desplazarse a diario en autobús desde San Lorenzo, en un trayecto de 45 minutos. En el aquel momento era un buen trecho, pero nada comparado con el viaje que le esperaba en 2008, poco antes de afrontar la que iba a ser su cuarta temporada en Cerro Porteño, donde muchos ya le veían como una estrella en ciernes.

Sitges, su hogar con 11 años
Su madre, Shirley Ayala, ya había cruzado el charco hacía casi un año. En Sevilla no encontró la estabilidad laboral que soñaba cuando dejó a su familia atrás y volvió a probar suerte en Sitges, localidad barcelonesa donde sí se asentaría. Tanto es así que, aún hoy, Tonny tiene una casa y siempre pasa sus vacaciones allí. Una vez logrado el objetivo principal de su aventura, Shirley dio el siguiente paso y reunió a toda su familia: a su marido, Antonio, y a sus hijos Tonny, Joel, Tamara y el pequeño Lucas. Eso sí, la felicidad de Tonny no sería completa hasta encontrar un club en el que poder seguir luchando por su sueño de ser futbolista.
Compartía aspiraciones con su primo, quien le ´llevaría´ hasta su primer club en España: la Escuela de Fútbol Blanca Subur de Sitges, donde no le pudieron ir mejor las cosas. En su primer año, sacó el espíritu de Yacaré que lleva en los genes y rompió todos los moldes al anotar 70 goles y ganarse a pulso tocar techo a su edad: probar para entrar en la cantera del Barça.
El 24 de mayo de 2009, con sólo 12 años, lució por primera vez el escudo del FC Barcelona en el pecho. Alucinó con las instalaciones de La Masía, visitó las instalaciones del club acompañado de sus embobados padres y convenció a los responsables de los escalafones inferiores del Barça, hasta el punto de firmar y posar junto al mosaico -como hacen actualmente los fichajes azulgranas- el 14 de julio de 2009.
Ese día, su madre, la persona que abrió nuevos horizontes para su familia, le deseó suerte con un emotivo vídeo (con las fotos que ilustran estas páginas) que subió a ´Youtube´.

Rechazó al Real Madrid
Para pasar a formar parte de la cantera barcelonista, el joven Tonny Sanabria rechazó varias ofertas, la más sonada una del Real Madrid, según relató a la prensa paraguaya su madre cuando el punta sólo tenía 13 años.
El Infantil A de Andrés Carrasco fue su primer equipo en ´Can Barça´, donde le costó mostrar el talento que había enamorado a los rectores de Cerro Porteño y a los profesores de la Escuela Blanca Subur de Sitges.
Comenzó a alternar la punta de lanza del ataque con la media punta, además de adaptarse al estirón y a un físico espigado y delgado. Adquirió otros conceptos nuevos como caer a banda, jugar de espaldas, tocar de cara y desmarcarse, sin perder velocidad. Jugó poco, ´chupó´ mucho banquillo y sufrió, pero este periodo le sirvió para convertirse en el delantero completo que es hoy y que comenzó a mostrar en el Cadete A de Quique Álvarez (27 goles) y en el Juvenil A de Jordi Vinyals. A las órdenes del exverdiblanco mostró su mejor versión, comenzó a ser llamado por las inferiores de Paraguay y vivió su gran explosión: la definitiva.

2013, un año inolvidable
Sanabria cumplió los 17 años en 2013, fecha que nunca olvidará por ser la que marcó su carrera, el año en el que se convirtió en una realidad aquella promesa que correteaba por las calles de San Lorenzo con una pelota que le llegaba hasta las rodillas.
En 2013 disputó con su país el Sudamericano sub 17 que se celebró en Argentina, torneo que su seleccionador, Hugo Inocencio Caballero, definió así: "Perdimos la clasificación y ganamos un gran jugador". Se refería a Sanabria. Paraguay sólo pudo ser quinta, pero Tonny fue incluido en el once ideal gracias a seis goles en ocho partidos y se sumó, acto seguido, a la sub 20 para jugar el Mundial.
A su vuelta a Barcelona, en el juvenil de la 13/14 (su equipo por edad y donde estaban, entre otros, Denis Suárez o Sandro Ramirez) se le quedó pequeño. Eusebio Sacristán le hizo debutar con el filial en Segunda, un 23 de septiembre de 2013, en un Barça B-Mallorca, y Tito Vilanova le reclamó muchas veces para entrenarse con el primer equipo, la gran referencia del fútbol mundial en esos momentos.
No terminó el curso como culé. En enero de 2014 le fichó el Sassuolo, que no pudo alinearle hasta cumplir los 18 (en marzo) y sólo jugó dos partidos. Los verdinegros pagaron 5,7 millones en un traspaso puente hacia la Roma, que en la 14/15 abonó 6,2 kilos. Sin sitio, en la 15/16 fue cedido al Sporting. El resto, ya lo saben.

No te pierdas la galería fotográfica del joven Sanabria pinchando .



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