El 15 de agosto se cumple el 50 aniversario de su muerte

Benito Villamarín, medio siglo sin el arquitecto del Betis de hoy

Benito Villamarín, medio siglo sin el arquitecto del Betis de hoy
Benito Villamarín Prieto. - Carlos del Barco
EFEEFE5 min lectura
Las novísimas generaciones de béticos han crecido, posiblemente, sin saber quién es el nombre que bautiza su estadio y Benito Villamarín Prieto (1917-1966) lo hace por derecho propio por haber sido, con toda justicia, el presidente más trascendental de la historia centenaria del Real Betis.

Benito Villamarín pertenece a esa estirpe de presidentes que, como Santiago Bernabéu en el Real Madrid, Vicente Calderón en el Atlético o Ramón Sánchez Pizjuán en el Sevilla, recogen una herencia, la multiplican exponencialmente y le dan su impronta al club que dirigen hasta el punto de que lo que viene tras ellos ya no vuelve a ser igual.

Villamarín, de cuya muerte se cumplen 50 años el próximo 15 de agosto, fue el gran hacedor del Betis moderno tras haberlo llevado a Primera, y sido el artífice de sacar y fichar a mitos del beticismo como Luis del Sol, Joaquín Sierra Vallejo 'Quino', Rogelio Sosa, León Lasa, Esteban Areta, Fernando Ansola, Francisco Grau o Luis Aragonés, posteriormente traspasado al Atlético de Madrid .

El Betis campeón de Liga en 1935 cae en el pozo de la Tercera en 1947 en Santander y comienza un periodo heroico de "marchas verdes" que forjó el "manquepierda" y en el que la penuria fue salvada por nombres como los de Pascual Aparicio, Juan Petralanda, Manuel Ruiz, Alfonso Jaramillo, José María de la Concha o Manuel Simó.

En 1954, el Betis asciende a Segunda y, desde 1955 a 1965, cuando dejó la presidencia a causa de un cáncer, Villamarín lidera el Betis del ascenso a Primera de la mano de Antonio Barrios, de la primera victoria por 2-4 en la inauguración oficial del Sánchez Pizjuán, de la remodelación del estadio y de su adquisición en propiedad, además de la consolidación en la máxima categoría.

El Betis, que de ganar la Liga en 1935 había estado a punto de desaparecer en su travesía del desierto de la Tercera, logra una histórica tercera plaza en la Liga de 1964 y consigue su primera participación en la entonces Copa de Ferias, luego Copa de la UEFA y actual Liga Europa.

Sin embargo y fiel a su ADN de cimas y simas, en 1966 mueren Villamarín y, de forma repentina, su entonces entrenador, Andrés Aranda, y baja nuevamente a Segunda División en un partido recordado por un gol en el último minuto en Málaga que hizo al central bético Eusebio Ríos levantar del suelo por la solapa al árbitro José Plaza.

Pese a bajar a Segunda, el Betis dejó ese año su impronta de equipo imprevisible al eliminar de la Copa del Generalísimo al Español de Alfredo Di Stéfano y al Real Madrid 'ye-ye', flamante hexacampeón de la Copa de Europa en el estadio Heysel de Bruselas.

Ya por entonces, el cáncer había minado la salud de Villamarín y le había obligado a dejar la presidencia del Betis, en lo que encontró siempre "el aliento de una afición dignísima y fervorosa, a cuya fidelidad tengo siempre que rendir las armas de mi afecto y devoción incondicionales", escribió en una carta dirigida a su junta directiva.

En esa misiva, Benito Villamarín hizo profesión de fe de su irreductible beticismo como "una bandera inenarrable de sevillanismo y de entusiasmo" bajo la que, según afirmó, seguiría "siempre fiel a los ideales béticos, dispuesto a servirles donde el Betis me quiera y como quiera".

Benito Villamarín Prieto dio nombre al estadio que adquirió en propiedad para el Betis en 1961 y que lo mantuvo hasta que en 1997 el entonces presidente, Manuel Ruiz de Lopera, decidió cambiárselo por el suyo: en 2010, los béticos votaron mayoritariamente volver a poner las cosas en su sitio.
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