Gustavo Poyet tenía claro que el ´stage´ alemán iba a disipar muchas de las dudas que pudiesen existir en relación al nuevo proyecto verdiblanco. Después de tres semanas de exigentes entrenamientos tanto físicos como tácticos y cuatro amistosos (saldados con triunfos frente a
El Palo, la Balompédica Linense, el Middlesbrough y el Fulham), llegaba la gran prueba de fuego de la
Dresden Cup, en la que el equipo debía empezar a dar su verdadera medida frente a rivales de nivel como el
Werder Bremen y el Everton.
Dos encuentros en los que el
Betis supo dar la cara y mantuvo su racha como invicto, evidenciando que ya ha interiorizado los planteamientos tácticos de su técnico. Dibujando de salida un
1-4-3-3 sobre el césped, los verdiblancos buscan ser protagonistas teniendo la posesión y llevando la iniciativa, buscando hacer daño con rápidas salidas por banda. Cuando el balón es del rival, el equipo intenta no sufrir con una presión adelantada y un tremendo orden posicional, dejando con ello sin espacios al contrario.
Un planteamiento que respetaron de principio a fin los más jóvenes frente al
Werder Bremen, derrochando ganas y evidenciando que están preparados para cuando
Poyet quiera. Así lo confirmaron los canteranos, en especial
Rafa Navarro (cumpliendo una vez más en el lateral derecho),
Fabián (de nuevo como pivote defensivo),
Hinojosa (asistió a
Nahuel en el gol),
Álex Alegría (sigue sin desaprovechar su gran oportunidad) y, sobre todo, un
Ceballos que está dispuesto a que éste sea su año. El utrerano sigue marcando el ritmo al que juega el
Betis, que tiene su mejor arma en las rápidas diágonales de
Nahuel y Musonda.
No obstante, frente al
Everton, con un once formado por la mayoría de los teóricos titulares, salieron a la luz algunas carencias. Dos malas salidas de
Adán (se resarció en la tanda de penaltis) volvieron a sacar a la palestra los problemas en el juego aéreo y a balón parado. Acciones que dan la razón a un
Poyet que sigue reclamando altura para la zaga (aspecto clave en la búsqueda de un nuevo central), una línea en la que, curiosamente, quien dejó mejores sensaciones en
Alemania fue el más bajito:
Durmisi.
En la parcela ancha,
Petros sigue brillando en la contención, dispuesto a ponerle las cosas difíciles a quien venga a sustituir a
N´Diaye, mientras que
Jonas Martin y Felipe Gutiérrez cada vez se entienden mejor en una ´sala de máquinas´ que, pese a todo, aún tiene que mejorar a la hora de conectar con la delantera.
Quizás así vuelva a despertar un
Rubén Castro que apenas dio señales de vida en
Alemania y un
Sanabria que fue noticia por su debut, pero que apenas aportó cosas sobre el césped. Precisamente su entrada frente al
Everton hizo variar el sistema hacia un
1-4-4-2 que, en cualquier caso, no aportó mayor verticalidad a un equipo que a tres semanas del inicio de Liga progresa adecuadamente, aunque todavía habrá de seguir puliendo cosas para llegar al
Camp Nou en las mejores condiciones. Hay mimbres y tiempo para conseguirlo.