Para Poyet no hay ningún intocable

Gustavo Poyet siempre ha defendido que "la titularidad hay que ganársela en cada entrenamiento". Así lo dejó claro antes de que iniciase la pretemporada en una entrevista concedida a los medios oficiales del Betis, donde desveló las líneas maestras de su primer proyecto al frente del vestuario verdiblanco. Y también conforme a esa idea actúa cada día, demostrando con hechos que para él nadie es intocable.

Ni siquiera dos pesos pesados como Adán y Joaquín, a los que dejó fuera de la convocatoria para el choque de ayer contra el Sporting de Portugal. Una decisión que en el caso del primero levantó alguna que otra suspicacia, ya que hubo quien especuló con que pudiese tratarse de la antesala de su salida rumbo a otro club. Sin embargo, nada más lejos de la realidad, puesto que se trataba simplemente de una decisión técnica con la que se quería beneficiar al recién llegado Manu Herrera, a fin de que empezase a tener minutos y pudiese mostrar sus credenciales en Faro. Para ello, el charrúa tiró de Dani Giménez, a quien en teoría le tocaría jugar por las rotaciones, y del madrileño, dejando en casa a Adán, iniciando con ello una dinámica que, probablemente con otro reparto de roles, se repetirá sin solución de continuidad a lo largo de la próxima campaña.

Mientras, la decisión en el caso de Joaquín ha venido motivada por la necesidad de darle descanso. Ya en la Dresden Cup se vio al portuense voluntarioso, pero no tan bien como en anteriores amistosos, algo que no ha pasado por alto el míster, quien prefirió dejar en tierra al extremo para que pudiese recuperar fuerzas. Y es que, para Poyet, ni él ni nadie es intocable.