El número de internacionales ha pasado de 4 a 9 y el equipo es un año más joven que el anterior

Una revolución en toda regla

Una revolución en toda regla
Sólo repiten doce de la campaña 15/16 y la representación de países ha crecido de 11 a 13. - J. Julián Fernández S.
José JuliánJosé Julián8 min lectura
Nada más aceptar el cargo de director deportivo bético, Miguel Torrecilla prometió que llevaría a cabo una auténtica revolución en el vestuario verdiblanco. Apenas tres meses después, se puede afirmar sin temor a equivocarse que el salmantino cumplió su palabra.

Gracias a once fichajes (Durmisi, Jonas Martin, Nahuel, Musonda, Mandi, Felipe Gutiérrez, Sanabria, Zozulia, Manu Herrera, Brasanac y Donk), dos retornos tras cesión (los 'Álex', Martínez y Alegría), una promoción desde el filial (Rafa Navarro) y hasta 20 despedidas por diferentes motivos (Jorge Molina, Molinero, Vadillo, Van Wolfswinkel, Montoya, Damiao, Tarek, Caro, Lolo Reyes, Braian Rodríguez, N’Diaye, Westermann, Varela, Pacheco, Van der Vaart, Xavi Torres, Kadir, Portillo, Digard y Vargas), la composición de la escuadra de las trece barras para esta recién estrenada temporada tiene que ver muy poco con la que logró la décima plaza al término de la pasada campaña. Tanto es así que sólo queda una docena de ‘supervivientes’ en el equipo: Adán, Dani Giménez, Piccini, Bruno, Pezzella, Petros, Ceballos, Fabián, Joaquín, Cejudo, Rubén Castro y Musonda, a quien el Chelsea ha permitido iniciar su segunda etapa en Heliópolis. Además, cabría recordar que Juan Merino dejó su sitio en el banquillo a Gustavo Poyet e, incluso, que Eduardo Macià fue sustituido por Miguel Torrecilla al frente de la secretaría técnica. Aunque los cambios van mucho más allá.

Por ejemplo, en la composición de la plantilla, que resulta más internacional que la del curso anterior. Porque aunque se mantiene la presencia de 12 futbolistas foráneos, se han registrado variaciones en los pasaportes. Así, en la 15/16 tenían representación en el equipo Alemania (Westermann), Argentina (Pezzella), Perú (Vargas), Italia (Piccini), Senegal (N'Diaye), Francia (Digard), Holanda (Van der Vaart y Van Wolfswinkel), Brasil (Petros y Damiao), Argelia (Kadir) y Bélgica (Musonda). Mientras, de cara a la 16/17 se han sumado Dinamarca (Durmisi), Chile (Felipe Gutiérrez), Serbia (Brasanac), Paraguay (Sanabria) y Ucrania (Zozulia), al tiempo que Donk, Jonas Martin y Mandi han renovado la presencia neerlandesa, gala y argelina, respectivamente, que habrían desaparecido merced a lo ocurrido en el capítulo de bajas, que se ha encargado de borrar a Perú, Alemania y Senegal.

Con todo ello, el vestuario es más plurinacional, al haber dos banderas más (13) de las que había hace apenas unos meses (11). Es más, más de la mitad del equipo nació fuera de España, ya que Nahuel, pese a ser internacional con la ‘Rojita’ sub 21 vino al mundo en Rosario (Argentina), lo que elevaría la proporción a 13 foráneos y 12 nacionales (al final del pasado curso era de 12 a 15).

También ha crecido la influencia que ejercerá el 'Virus FIFA' en Heliópolis, ya que ha crecido el número de futbolistas que, a priori, serán reclamados por sus respectivas selecciones. Durante la 15/16, fueron usuales las convocatorias de Vargas (Perú), N’Diaye (Senegal), Musonda (Bélgica sub 21) y Ceballos (España sub 21). Ahora, pese al adiós de los dos primeros, habría hasta nueve béticos en las quinielas de sus respectivos combinados nacionales, puesto que, además de Musonda y Ceballos, suelen contar para sus respectivos países Mandi (Argelia), Durmisi (Dinamarca), Felipe Gutiérrez (Chile) y Zozulia (Ucrania), al tiempo que también aspiran a vivir lo mismo Sanabria (Paraguay), Nahuel (España sub 21) y Brasanac (Serbia), quien ahora tendrá a su favor el hecho de jugar en un escaparate tan atractivo como el de LaLiga. Todo eso, sin contar las eternas aspiraciones de Adán y Rubén Castro de estar con la 'Roja' o la posibilidad de que Celades tirase de Fabián para la sub 21 si este tuviese continuidad (ya estuvo con la sub 19).

En la misma línea, habría que tener en cuenta que este nuevo Betis es más joven que el del curso anterior. La media de edad ha bajado un año (de 27,4 a 26,3) gracias a los fichajes, que demuestran un cambio de rumbo en la gestión de la plantilla. Se busca consolidar el proyecto a corto-medio plazo, por lo que se ha firmado a gente con proyección en lugar de veteranos que, a priori, ofreciesen un buen rendimiento rápido. No obstante, Torrecilla ha filtrado bien en su búsqueda, quedándose con jugadores de jerarquía (la mayoría han sido capitanes en sus anteriores equipos), con experiencia internacional (casi todos han jugado con su selección o lo hicieron en categorías inferiores) y polivalentes (pudiendo actuar en dos o tres posiciones). No en vano, el salmantino ha guiado su criterio más por lo que pudiesen aportar los nuevos que por la confianza que pudiesen generar sus nombres o lo hecho por estos en el pasado.Y es que en Heliópolis se mira decididamente al futuro con este proyecto deportivo que ha querido romper con el pasado.

Una de las principales preocupaciones del nuevo técnico verdiblanco, Gustavo Poyet, ha sido que al equipo le faltaba altura. De hecho, algunos fallos aéreos en defensa a lo largo de la pretemporada corroboraron esa idea, que se reflejó en que la mayoría de las nuevas incorporaciones superaban el 1,80. Así, el charrúa ha sumado centímetros con Donk (1,92), Álex Alegría (1,90), Jonas Martin (1,84), Mandi (1,84), Manu Herrera (1,82), Sanabria (1,81) y Zozulia (1,80), aunque eso no ha subido la media de altura de la plantilla con respecto a la que finalizó la 15/16. Al contrario, ésta ha bajado tímidamente, pasando del 1,81 al 1,80. Un detalle que, pese a no colmar las expectativas inciales del preparador heliopolitano, muestra la diligencia de la dirección deportiva, que ha sabido sobreponerse a bajas tan importantes en este aspecto como las de Westermann (1,90), Jorge Molina (1,88), Damiao (1,87), N’Diaye (1,87), Van Wolfswinkel (1,86) o Vargas (1,85), al tiempo que ha logrado encontrar a futbolistas con envergadura y que se sepan adaptar a ese estilo protagónico y basado en la posesión y la presión adelantada que pretende imprimir en el Betis a lo largo de esta temporada el nuevo entrenador.
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