El análisis del Betis-Málaga

Apuesta fuerte y gana el bote

Apuesta fuerte y gana el bote
Fue un duelo de lo más accidentado. - J. Julián Fernández S.
José JuliánJosé Julián2 min lectura
Gustavo Poyet sabía que el Betis no podía fallar. Tras caer en el derbi y quedarse sin ganar en los dos primeros partidos en casa, el equipo estaba obligado a derrotar al Málaga. Y para conseguirlo, el técnico verdiblanco reformuló su once inicial (entraron Rafa Navarro y Musonda por Durmisi y Brasanac) y, sobre todo, su sistema, dejando a un lado el 1-4-3-3 de los últimos encuentros por un 1-4-2-3-1 que, sobre el papel, parecía destinado a ser un 1-4-4-2. Sin embargo, en punta se quedó sólo Álex Alegría, secundado justo por detrás por una línea de tres en la que Musonda caía a la derecha, Rubén Castro se escoraba a la izquierda y Joaquín ocupaba la media punta.

Un dibujo con el que los heliopolitanos supieron conectar entre líneas, crearon peligro por las bandas y a través de diagonales, pero sufrieron en los repliegues, donde en ocasiones el equipo llegó a partirse en dos. Sea como fuere, Petros y 'Pipe' se afanaron en evitarlo haciendo kilómetros y derrochando intensidad.

Ya en el segundo acto, el míster intentó asegurar.
Con el 1-0 en el marcador y la duda de cuánto podría aguantar un Rubén que estuvo en los días previos entre algodones, la entrada de Brasanac por él puso sobre el tapete un 1-4-1-4-1 al que ya fuera por el empuje del rival o la prematura lesión del serbio, al Betis le costó adaptarse. No obstante, el paso de los minutos benefició a un cuadro verdiblanco que logró hacerse fuerte a través de posesiones largas en las que no rifó el balón. Así, contemporizó hasta el final de un choque donde dos cambios fueron por lesión y a Poyet le salió bien su apuesta.
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