Las notas del Villarreal-Betis

Al final, en este Real Betis de Gustavo Poyet quien más se merece jugar es aquel que demuestra tener un poco más de sangre que el resto. Aunque la calidad o las características no acompañen para ofrecer lo que el equipo necesita, la falta de arrojo en la plantilla posibilita que los canteranos jueguen. No sólo escasea genio, sino calidad, ganas, conceptos tácticos... Unas carencias que en un momento en el que el equipo no tiene confianza sólo pueden paliar aquellos que están siempre, a las duras y a las maduras: los jugadores criados en Heliópolis.

Por eso, por ejemplo, Cejudo tiene un sitio asegurado en el once, porque el pontanés lo pelea todo. Ayer, además, intentó paliar el desastre de Piccini, bajando continuamente cuando el italiano volvía andando. Por la izquierda, Álex Martínez era otro a los que se les nota que les duele el escudo. Como a Joaquín, que aceptó a regañadientes la sustitución y que en el banquillo era el fiel reflejo del sentir de la afición verdiblanca tras caer en El Madrigal.