El análisis del Villarreal-Betis

Poyet traiciona al propio Poyet

Poyet traiciona al propio Poyet
Cristiano Piccini llegó tarde a todas. - Javi M. Zapata
Javier Muñoz ZapataJavier Muñoz Zapata2 min lectura
Cuando alguien está tan convencido de una forma de actuar y no tiene recursos para más, en el momento en el que cambia, todo va a peor. Si no, que se lo pregunten a Gustavo Poyet, que ya se refirió a ello en la previa del encuentro frente al Villarreal: "Como sabéis, hemos cambiado de sistema, cosa que no es habitual en mí. Es algo que no he tenido que hacer en mi carrera". Por esas palabras, ya que no es posible seguir el día a día del equipo a través de los entrenamientos, se entendía que era probable que el preparador uruguayo volviera al 1-4-3-3 con el que se presentó en la capital hispalense.

Sin embargo, ante el conjunto de Fran Escribá, se plantó con el mismo planteamiento y once titular con el que lo hizo en Pamplona ante el Osasuna. Para desgracia del charrúa, el Villarreal no es el cuadro 'rojillo', y no funcionó. Ayer, Joaquín, un segundo punta con libertad para moverse por todo el frente de ataque, no podía pelearse con la totalidad de la defensa rival, como lo hizo ante la osasunista, para poder sacar algo positivo.

Con jugadores fuera de su posición, como fue el caso de Felipe Gutiérrez, el Betis intentó plasmar un entramado defensivo que de nada le sirvió. Pues, a pesar de procurar mostrarse ordenados, hacía falta más para hacer algo de daño a los castellonenses, quienes estuvieron muy cómodos y no tuvieron siquiera la necesidad de apretar el acelerador para hacerse con los tres puntos. Con la falta de reacción al tanto inicial de Trigueros, se terminó viendo a un equipo sin alma, con un entrenador que entregó las llaves a la directiva porque sabía que se había traicionado a sí mismo.
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