Víctor, en busca de su propia estabilidad

El Betis acelera. Para saber del despido de Gustavo Poyet y de la contratación de Víctor Sánchez del Amo fue necesario esperar una larga semana, con un multitudinario y variopinto casting de por medio compuesto por nombres y por currículums de todo tipo y condición. No obstante, una vez tomadas las decisiones, ya no había tiempo que perder.

La nueva era en Heliópolis arrancará hoy mismo. Al flamante entrenador se le espera hoy en tierras hispalenses, donde llegará en su propio coche desde Madrid, para instalarse en un principio en el vecino hotel Al-Andalus y visitar las oficinas del Benito Villamarín. Allí estampará su firma en un contrato que le unirá al cuadro de las trece barras durante lo que resta de temporada, con una opción de ampliar su estancia una campaña más si logra el objetivo de dejar al Betis entre los diez primeros de la clasificación.

Víctor llega a La Palmera para acabar con la inestabilidad y la crispación que acompaña en los últimos años al puesto de entrenador de los verdiblancos, pero también arriba en busca de su propia estabilidad en una joven carrera. Estudió en la Escuela del Real Madrid de la Universidad Europea de Madrid y, en diciembre de 2010, vivió su primera experiencia en los banquillos desde el cargo de segundo entrenador del Getafe como ayudante de Míchel, a quien también acompañaría luego en el Sevilla (entre 2012 y 2013) y en el Olympiacos (2013-2015), donde dejaron un buen sabor de boca al ganar dos ligas y una copa y hacer un buen papel en la Champions.

Ese buen trabajo le valió para ser primer entrenador del club griego en este 2016. Sin embargo, la experiencia ni siquiera duró dos meses, pues la eliminación en la previa de la Champions a manos del Hapoel Beer Sheva israelí (al que los helenos ni siquiera fueron capaces de marcar, 0-0 y 1-0) desencadenó su despido precipitado. Despido, a mediados del pasado mes de agosto, que fue el segundo que asumía en sólo tres meses. Antes, en mayo, acabaría su vinculación con el Deportivo, principalmente por el mal ambiente en el vestuario coruñés; pero también por un balance final de 9 victorias, 23 empates y 14 derrotas en sus 46 encuentros en Primera, que estropearon un inicio muy notable.

Tanto es así que, en el que fue su debut como primer entrenador, no sólo logró en poco más de un mes y medio salvar a los gallegos en la 14/15, sino que volvió a hacerlo en la 15/16, con una primera vuelta liguera que fue tan buena, que el madrileño fue elegido mejor entrenador de la Liga cuando se llegó al ecuador del pasado curso.

Reconocido amante de una idea de juego basada en tener el balón el mayor tiempo posible para darle un buen trato, es también un estudioso de las jugadas de estrategia y el balón parado.

Con estas premisas básicas, Víctor iniciará mañana, con su primer entrenamiento y su presentación oficial, la que será su tercera experiencia en solitario.