Rubén Castro no es supersticioso

Rubén Castro no es supersticioso
Rubén Castro se reconcilió con el gol en Eibar, aunque su tanto sirvió de poco. - F. M.
Fernando MateosFernando Mateos 4 min lectura
Pocas noticias positivas dejó el paso del Betis por Eibar, más allá del reencuentro con el gol de Rubén Castro. Tras una complicada semana en el plano personal, el canario, "aliviado" por marcar pese a que no sirvió para sumar, rompió una racha de nueve encuentros consecutivos sin ver puerta, la peor desde que aterrizó en Heliópolis, y lo hizo, además, de amarillo.

De este modo, los tres últimos tantos del delantero de La Isleta han llegado luciendo la tercera equipación bética, después del doblete firmado en la tercera jornada en Mestalla frente al Valencia. Y es que las cinco dianas que acumula en la presente campaña las ha conseguido a domicilio, ya que las dos primeras llegaron en la jornada inaugural, frente al Barcelona en el Camp Nou, aunque en aquella ocasión vistió de verdiblanco.

El Villamarín, por tanto, arde en deseos de celebrar el primer tanto de Rubén en este curso, algo que nunca ha tardado tanto en producirse. De hecho, en la mayor parte de sus seis temporadas como bético, casi siempre mojó en el coliseo de La Palmera a las primeras de cambio. Así sucedió en la 12/13, frente al Athletic en la primera jornada; en la 13/14, ante el Celta en la segunda (la primera en casa); en la 14/15, contra el Numancia, también en la segunda fecha del campeonato; y en la 15/16, frente al Villarreal en el debut liguero.

Además, en la 11/12 sólo tardó dos partidos en ver puerta ante su afición, contra el Mallorca en la tercera jornada, mientras que en la 10/11, la de su debut como verdiblanco, hizo lo propio en Liga ante el Valladolid, aunque antes ya se había estrenado en Copa frente al Salamanca.

Sorprende, por tanto, que el canario aún no haya obsequiado a los suyos esta campaña con algún gol como local. Pero a sus 35 años, y con una intachable hoja de servicios a su espalda, Rubén Castro demostró una vez más en Ipurua que sigue siendo el arma más fiable del equipo ante la portería contraria.

Así lo ha entendido Víctor Sánchez del Amo, que aunque amagó durante la semana con sentar al de La Isleta para darle una oportunidad a Álex Alegría, acabó por darle una nueva titularidad al máximo goleador histórico del club bético, confianza a la que el ariete respondió de la forma que mejor sabe.

Tras 894 minutos sin marcar, el punta heliopolitano se fabricó él solo el gol que parecía dar vida a los suyos, al aprovechar una mala cesión de Lejeune y batir a Riesgo con un disparo raso, prácticamente en la única ocasión que tuvo.

Recuperado, por tanto, el protagonismo del que Gustavo Poyet le privó entre suplencias y órdenes de jugar en banda, el canario tiene entre ceja y ceja celebrar su primer gol en el Benito Vilamarín. Este próximo martes, en Copa del Rey, tendrá una nueva oportunidad ante el Deportivo, su ex equipo.
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