Víctor Sánchez del Amo sorprendió con su alineación. En la previa, nadie era capaz de ubicar a
Brasanac y a
Donk hasta que el balón comenzó a rodar. Entonces, se vio que ambos partían como interiores, con la misión de presionar la salida de balón deportivista, recuperar cerca del área rival y arropar a
Ceballos.
Especialmente efectivo estuvo el medio serbio, quien generó muchos problemas al conjunto local, no sólo con esa presión adelantada, sino descolgándose, moviéndose constantemente,
sin una posición fija que sirviese de referencia para los defensas. Brasanac lo mismo aparecía como extremo diestro, que se le veía en el centro del área, como si fuese un ´9´ nato, o bajaba a ayudar a Rubén Pardo a salir con el balón jugado.
El recurso fue, cuanto menos, interesante. El problema es que su efecto fue fugaz, con el paso de los minutos se fue diluyendo. Al menos, sirvió para constatar, de una vez por todas, que
el ex del Partizan no es, ni de lejos, un medio defensivo. Es asociativo y su zona de influencia se encuentra en campo del rival.