La protección mal entendida

La protección mal entendida
Víctor mantiene su fe en Sanabria. - Álvaro Palomo
Álvaro PalomoÁlvaro Palomo 2 min lectura
El desenlace desacredita el análisis positivo que merecía un Betis que hasta el minuto 87 exhibió orden y oficio y realizó una acertada lectura que le permitió adelantarse y acariciar la victoria. Pero la tensión y la concentración no le alcanzó hasta la recta final al equipo de Víctor, víctima una vez más de la obsesión del técnico por blindar los resultados con cambios defensivos con un claro efecto contraproducente. Antes del 0-1, el madrileño apostó por un paso al frente al cambiar a defensa de cuatro en favor de más chispa arriba con la entrada de Joaquín. Olió la sangre y acertó, pero justamente tras el tanto sentó a un Rubén motivado para fortalecer el centro del campo con el silencioso mensaje de repliegue que conlleva. Al contrario que la anterior, esta medida se le volvió en su contra y los pericos, más cerca de Adán, voltearon el marcador.

Hasta ese momento, el Betis había crecido con los minutos, después de un inicio en el que el ímpetu local propició una sensación de inquietud que descendió considerablemente cuando ese brío inicial decayó, permitiendo florecer poco a poco a un Betis que agradecía sobremanera las apariciones de Ceballos, que aumentaba el repertorio verdiblanco más allá de las incorporaciones de Durmisi. Las aparentes dudas atrás habían desaparecido y en la reanudación se percibió un Betis con intención protagónica merced a un paso al frente en la presión. Faltaba más maldad en los últimos metros y Víctor arriesgó con éxito pero, con el viento a favor, deshizo lo bien hecho y escondió a su equipo detrás de un escudo que no resistió.
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