Entrevista ED

Quique Setién: "Prefiero empatar a cuatro que a cero"

Quique Setién: "Prefiero empatar a cuatro que a cero"
- Isabel Morales
Isabel MoralesIsabel Morales19 min lectura
Ya en la primera frase de la entrevista se confiesa un optimista nato. El técnico del Betis Quique Setién (Santander, 27/09/1958) prefiere ver el vaso siempre medio lleno y esa filosofía impregna toda la charla con ESTADIO. Nos recibe a pie de campo en la Ciudad Deportiva Luis del Sol, en el mismo banco en el que se sientan cada día él o sus jugadores antes de arrancar los entrenamientos. Nada de formalismos. Ni en su despacho, ni en la sala de prensa. Cualquier lugar es bueno para hablar de fútbol. "Haremos la entrevista aquí mismo. No te importa, ¿no?", me pregunta. "Será larga", le aviso. “No pasa nada. Estoy preparado". Se toma su tiempo en cada respuesta. Quiere hacerse entender. No quiere que haya malas interpretaciones. Hace un ejercicio de pedagogía constante. Tiene un afán casi enfermizo por explicarse con claridad. Le preocupa que alguna frase escrita negro sobre blanco pueda resultar polémica o se entienda de una manera distinta. Me hace llegar esa preocupación. No es la primera vez que le juegan una mala pasada. Sin embargo, no rehúye ninguna pregunta. Con él, el Betis ha llegado al segundo parón de LaLiga en puestos europeos, pero prefiere huir de la euforia y del triunfalismo, también trata de aislarse de la pasión, esa emoción irracional que mueve al aficionado y que le lleva del cielo al infierno en cuestión de segundos, y apela al trabajo. De su mano se puede intuir un cambio de rumbo en el club que sólo el tiempo confirmará.

- Sea sincero. ¿Le sorprende haber llegado al parón en estas condiciones?
- Yo soy optimista por naturaleza, pero luego es cierto que la experiencia te dice que esto da muchas vueltas y que hay muchas cosas que son difíciles de controlar. Sobre todo, al principio, cuando llegas a un sitio nuevo. Indudablemente, la realidad está muy por encima de lo que habíamos previsto.
- Lo que sí da la sensación es que el equipo está muy trabajado.
- Claro. Claro que hay trabajo. Hay muchas cosas. A veces escuchas a colegas que dicen que necesitan mucho tiempo y la realidad es que a nosotros los resultados nos han favorecido para ser optimistas y coger la confianza que necesitábamos. Yo tomé como referencia los dos partidos que jugamos antes de empezar el campeonato, ante el Milan y el Inter. Me parecieron dos partidos muy importantes y que nos podían servir de referencia para lo que nos íbamos a encontrar en el campeonato. Para mí, de verdad, fueron extraordinarios. Es cierto que no había presión, que el estrés no es el mismo que el de la competición, pero yo no hablo del resultado, hablo del juego.
- Remontémonos a la primera charla que tuvo con sus jugadores. ¿Cómo fue?
- Sabía que la primera charla que tuviera con ellos en el vestuario iba a ser muy importante.
- Pero, ¿por lo que les iba a decir o por la reacción que esperaba de ellos?
- No por la respuesta, porque nadie te va a decir que no le gusta lo que dices ese primer día. Yo he sido futbolista, he estado en esa situación y siempre he estado muy atento a las palabras de mis entrenadores. Lo digo porque soy partidario de que haya una correspondencia entre lo que se dice y lo que se hace.
- Habla de ser coherente.
- Hablo de coherencia y de correspondencia. Lo que dices, lo tienes que hacer y lo tienes que cumplir porque si no, desde ese mismo momento, vas a perder toda tu credibilidad. Y para mí eso es muy importante. Es importante que crean en mí sobre todo para poderles transmitir la idea que quiero, desde el convencimiento que mantengo en ella.
- ¿Hubo algún jugador que le dijo: 'Míster, esto es una locura'?
- No es una locura. Yo sé que para ellos no es una locura, porque ellos han visto el año pasado cómo jugaba Las Palmas, o los que se han preocupado un poco más han buscado vídeos de cómo jugaba el Lugo. Yo soy inmensamente consciente de que a todos los futbolistas les gustaría jugar en un equipo así. Ellos, no todos, vienen de no disfrutar del fútbol. De que se les exijan cosas que realmente las hacen porque son profesionales y las tienen que hacer, pero no porque disfruten o crean en ellas. A mí, sin el balón, me costaba una barbaridad. Con el balón nunca estaba cansado. Cuando tenía que correr para atrás siempre estaba cansado. El desgaste psicológico que supone correr sin el balón es tremendo. Entonces, a un futbolista lo que tratas de darle es lo que le gusta. Nada más.
- Pero, hay jugadores con ciertas limitaciones...
- Las limitaciones te las impones tú mismo. Yo sé que hay jugadores que van a ejecutar mejor una acción porque son mejores técnicamente, pero yo no le voy a pedir a un futbolista más de lo que me puede dar. Sí le voy a pedir que me dé todo lo que pueda. Entonces, si hay un futbolista que no está dotado técnicamente, lo que tengo que hacer yo es enseñarle a ganarse el espacio y el tiempo.
- El cambio más difícil, entonces, ha sido mental.
- Indiscutiblemente.
- ¿Es de los que echa mano de la psicología para estos casos?
- No. Creo que, quizás, lo bueno que puedo tener es que yo lo siento. No necesito recurrir a la psicología. De lo que hablo es de transmitir mis conocimientos y tratar de que el chaval entienda por qué le pides las cosas. Hay muchos futbolistas que no entienden las cosas.
- Entonces, es usted más un profesor que un psicólogo.
- Sí. Yo les pongo unas imágenes y les digo: “Mira esta acción. ¿Cómo la ves? ¿Te acuerdas de cuando estabas en el campo? Explícame qué es lo que ha pasado aquí”. Y les digo: “Y esta otra posibilidad, ¿la has considerado? Mira mejor. ¿Si tú te vas para allá, tu compañero podría haber aprovechado mejor ese espacio? Si lo entiendes, ¿serías capaz de volverlo a repetir?”. Y a través de este método, en el que el jugador entiende por qué le pides las cosas, es más fácil.
- Cuando analizó la plantilla, ¿qué fue lo primero que pensó?
- En lo que más incidí cuando empecé a conocer a los jugadores que tenía delante fue en que había muchos que no entendían el fútbol que nosotros proponíamos. Eran muy voluntariosos, con una gran predisposición al esfuerzo, a correr, a trabajar, pero con poco entendimiento de ese fútbol. Y nos iba a costar un poco.
- ¿Le pidió a Serra que trajese jugadores que ya vinieran con la lección aprendida?
- No con la lección aprendida. Tú enseguida ves a los que lo entienden y a los que no, a los que sabes que te van requerir un esfuerzo y a los que no.
- ¿Ha habido algún jugador que le haya sorprendido por su capacidad para adaptarse a lo que usted le estaba pidiendo?
- Sí, ha habido muchos que poco a poco nos han ido entendiendo mejor y que se han identificado rápidamente con lo que le pedimos, sobre todo los chavales jóvenes, los de la cantera, que no conocía, caso de Juanjo. O Fabián y el mismo Andrés Guardado, que nos está dando más de lo que esperábamos.
- ¿Por qué ni Serra ni usted se ponen un objetivo para esta temporada?
- Porque somos personas perfectamente racionales, que conocemos el fútbol y que no nos dejamos llevar por la pasión y por el entusiasmo. Ni más ni menos. Y, porque, en mi caso, no soy adivino. Yo no sé lo que va a pasar. No sé si se me van a lesionar jugadores, no sé si van a tener un bajón, si mañana me van tirar desde medio campo y me la van a meter, a pesar de que yo pueda seguir jugando igual, pero resulta que puedo empezar a no ganar partidos. Hay tantas cosas que no puedes controlar, que plantearse objetivos a largo plazo, en un equipo en el que llegan diez jugadores nuevos, más un entrenador nuevo, más una idea nueva... Es imposible plantearte objetivos. Yo no lo haría. Los demás no lo sé. Cualquier cosa que diga no va a estar argumentada ni sopesada.
- Se lo pregunto de otra forma. ¿Dónde puede estar el techo de este equipo?
- Lo iremos viendo. No lo sé.
- Pero usted conoce perfectamente a la plantilla y sabe qué puede dar y hasta dónde puede llegar.
- Pero no conozco a los rivales. Yo no juego contra mí mismo. Yo voy a jugar contra rivales, que tienen las mismas aspiraciones que yo. No todos podemos quedar campeones. Esto no es una carrera de atletismo. Es una carrera que tienes que disputar contra otros, que tienen motivaciones, objetivos iguales que tú. Te podría decir: “Ahora puedo intuir que podemos quedar en una franja entre el sexto y el catorce”. Puedo estar dos puestos más arriba o dos puestos más abajo, pero todo va a depender de nosotros y de los rivales.
- ¿Se conformaría con estar en esa zona media?
- Depende. Si tengo que hablar por estos siete partidos, porque he visto al equipo muy bien, que tiene una gran efectividad, con muchas ganas, con entusiasmo, y tremendamente motivados, no me conformaría. Pero soy consciente de que mantener este ritmo es imposible. Pero imposible. A todos nos gustaría, pero es imposible. Porque mañana se te lesionan dos jugadores, el estado de forma de algunos jugadores importantes puede bajar porque están con la selección, porque vienen cansados, porque acumulan partidos... Porque hay tantas cosas que tú no puedes controlar que van a incidir en los resultados, que al final iremos viendo. Si resulta que seguimos igual y quedamos los novenos, pues no voy a estar contento, eso está claro.
- Prefiere preponderar la faceta ofensiva, pero, ¿qué papel tiene la defensiva?
- Es importantísima. Lo que pasa es que yo, por mi forma de ser, igual que Eusebio, prefiero empatar a cuatro que a cero. Busco mi portería. Yo he visto hace poco un partido entre el Valencia y el Villarreal y salieron muy contentos todos también. Pero, yo prefiero ir hacia adelante porque sé que cuando voy hacia adelante tengo más opciones. Tengo opciones de meter más goles, pero también de que me los metan. Y lo asumo. Después de analizar el partido con detenimiento hay un porcentaje altísimo de tiempo que nos pone seis jugadores por delante del balón. Mete a los dos laterales arriba. Los pone de extremos. Los dos bandas se meten dentro. Y controlar eso es muy difícil. O te metes atrás o te expones a que te metan goles. Pero, para meter cuatro goles tú también tienes que poner a gente por delante del balón. Cuando la pierdes, te puede pasar eso. Eso lo asumes, porque lo que me da mi estilo es más de lo que me quita.
- ¿Qué prefiere: ganar 1-0 jugando mal o perder 1-0 pero bordar el fútbol?
- Vaya preguntita. Si me pasa una vez, gano 1-0 jugando mal, perfecto. No me importará. Pero, por normal, no. Bajo ningún concepto, porque yo no soy un resultadista y no lo he sido nunca. Y no me sentiré nunca satisfecho mientras mi equipo no juegue bien, aunque gane. Nunca. Eso ya me ha pasado. Me pasaba de jugador y me ha pasado de entrenador. Lo que más me preocupa es que mi equipo juegue bien.
- ¿Qué supone que LaLiga le compare con Valverde, Marcelino, Berizzo...?
- Creo que esas clasificaciones se mueven por los resultados y por la zona de la clasificación en la que estás ahora mismo. Seguramente, si yo hiciera una lista, seguro que habría entrenadores hasta de Segunda B.
- Pero, con este tipo de cosas se elevan las expectativas.
- ¿Las expectativas de quién?
- La gente espera mucho de este equipo después del arranque de temporada.
- Esperar algo puede ser consecuencia de la pasión, pero la pasión no gana partidos. La pasión, el entusiasmo, los 60.000 espectadores te pueden ayudar, pero no los ganan. La realidad es que para ganar partidos tienes que hacer las cosas bien. No va a llegar la victoria solamente porque tengas que ganar. Para ganar hay que tener una idea. Es que aquí todo el mundo quiere ganar, pero las cosas hay que hacerlas bien. Hay que tener una idea, entiendo yo, hay que tener un estado de forma. No vas a ganar si tus jugadores no están felices y no están contentos. Si un futbolista no está feliz rinde mucho menos que uno que está contento.
- Por eso está rindiendo tanto Joaquín...
- (Risas) Por supuesto. Sólo hay que ver cómo estaba Joaquín el año pasado y como está este. Y esto lo veis vosotros. Pero no sólo Joaquín. Mira las caras de mis futbolistas. Yo me fijo mucho en las caras cuando salimos a entrenar. Muy pocos están mirando al suelo. Y yo sé lo que se cuece en la mente de un futbolista y sé cuándo rinden, cuándo disfrutan entrenando y cuándo no. Y esto es importantísimo.
- ¿Cómo se prepara al equipo para las derrotas?
- Uno lo que trata es mantener las dinámicas positivas el mayor tiempo posible. Entonces, lo importante para los jugadores y para mí es mantener la tranquilidad en la derrota. No perder la perspectiva, seguir confiando en lo que haces porque eso te ha dado ya cosas. Yo creo que es importante mantener esa estabilidad. Controlar los momentos de euforia porque realmente todavía no has hecho nada, de la misma manera que cuando pierdes y el entorno se crispa, mantener la tranquilidad mucho más y seguir haciendo las cosas en las que realmente crees.
- Se ha dado cuenta ya de la dualidad de esta ciudad, ¿no?
- Eso es fruto de la pasión. Eso es lo que yo entiendo como pasión, pero eso pasa en todos los lados. Tú vas ahora a San Sebastián o a Leganés, ciudades que no tienen tanta tradición futbolística como esta, y resulta que también la gente se entusiasma. Yo a lo que me refiero es que el entusiasmo lo dejamos para el exterior. Nosotros, dentro, lo que tenemos que hacer es trabajar y no dejarnos llevar por eso. Hay que mantener una línea de estabilidad porque que te frustres no te va a ayudar y que te ensalcen tampoco.
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