Con el triunfo en
Mendizorroza del pasado lunes, el
Betis ha dado un auténtico puñetazo en la mesa y se ha presentado como un firme candidato a la pelea por la séptima e, incluso, la sexta plaza, que las tiene en estos momentos a tres y cuatro puntos, respectivamente.
La transformación del conjunto de las trece barras en las últimas semanas es evidente, y uno de los motivos más evidentes es su mejoría a domicilio. De hecho, en lo que va de 2018, los de
Setién han ganado en cuatro de sus seis desplazamientos lejos del
Benito Villamarín, un 12 de 18 que le convierte en uno de los mejores a domicilio del campeonato. Así, los verdiblancos comenzaron el nuevo año venciendo de manera incontestable en el
Sánchez-Pizjuán ante el
Sevilla (3-5); cayeron en
Vigo en su siguiente salida (3-2), pero enlazaron dos triunfos ante
Deportivo (0-1) y
Levante (0-2), antes de volver a caer en
Valencia (2-0) y ganar, por último, al
Alavés el pasado lunes (1-3). Cuatro triunfos que contrastan con los dos que el cuadro de
La Palmera firmó desde el arranque de la temporada hasta el final de 2017.
En ese tramo, el
Betis tan sólo se había impuesto al
Real Madrid en el
Santiago Bernabéu (0-1, con gol de
Sanabria) y al
Málaga en
La Rosaleda (0-2), pero, entre tanto, también perdió en el
Camp Nou (2-0), ante el
Villarreal (3-1), el
Espanyol (1-0), el
Eibar (5-0) y
Las Palmas (1-0), empatando con la
Real Sociedad en
Anoeta (4-4).
En cambio, en casa, el
Betis ha sumado menos puntos en lo que va de 2018 que en los meses anteriores. Así, hasta fin de año, había logrado en
La Palmera un total de 14 puntos de los 27 en juego, algo más del 50 por ciento, mientras que, desde que comenzó el año, ha hecho un siete de 15 (victorias ante
Leganés y
Villarreal, más empate ante la
Real); o lo que es lo mismo: un 46 por ciento de los puntos en liza cuando ejerce como anfitrión.