Una imagen vale más que mil palabras. Con la adrenalina todavía por las nubes y, después de celebrar con todo su cuerpo técnico el importante triunfo de anoche en Girona, Quique Setién soltó toda la tensión que había acumulado durante unos tensos 90 minutos con un abrazo cargado de potencia, de sinceridad y de gratitud.
Las cámaras de Gol enfocaron un primerísimo plano del técnico cántabro colgándose del cuello de Joaquín, a quien dedicó también una sonrisa cómplice y unas palabras que no hacía falta escuchar para saber que eran elogios a su partidazo.
El portuense está de dulce y más fino que nunca. Tiene la rapidez mental y la experiencia de un jugador que suma 482 partidos en Primera división y que está a sólo tres meses de cumplir los 37 años; pero también una rapidez de piernas propia de un veinteañero. Titular cinco semanas después (se ha dosificado tras sufrir una lesión muscular), dio toda una exhibición de imaginación en Montilivi, con una espectacular ristra de recortes en seco, regates, amagos y pases medidos. Todo ello lo mezcló, lo agitó en su mágica coctelera y lo sirvió al hueco para que Loren hiciese el 0-1.
Aitor Torvisco2 min lectura