El debut de Garrido

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El debut de Garrido
- 7/12/13
Resulta poco recomendable sacar conclusiones definitivas en el fútbol, porque éste puede cambiar de la noche a la mañana. Que le pregunten, si no, a Pepe Mel. Sí se pueden extraer ideas de cualquier encuentro, incluso de uno tan accidentado como el que disputó ayer el Betis en Lérida. Si es factible deducir aspectos de una jugada combinativa o de un simple control de balón, cómo no se va a poder hacer de 90 minutos de partido.


Antes de rodar el balón, ya podía comprobarse algo trascendente: los jugadores verdiblancos estaban con ganas y muy metidos. Gestos serios, gritos de ánimo, órdenes... Quizás, de haber seguido Mel, la Copa hubiese sobrado, por la situación del equipo y por el espinoso camino que le ha tocado en suertes en el Torneo del K.O.; con Garrido, no. Ganar en su estreno y demostrar que el Betis sigue vivo, pese a todo lo vivido, era perentorio.


El dibujo, el sistema, la altura de las líneas, la posición de los tres mediocentros o de los extremos era igualmente importante. Por todo ello, vamos a ver a un Betis más parecido al Brujas que al Villarreal. Sobre un 4-3-3, con un pivote eminentemente defensivo (Lolo), con otro más técnico para sacar el balón (Nono) y con Verdú gozando de libertad, sintiendo la importancia que no tenía anteriormente. Juan Carlos también ha parecido encontrarla. Quizás sepa que, con el regreso de Rubén, uno de los extremos podría quedarse fuera (Garrido colocaba mucho por fuera a Bacca en el Brujas), o quizás le toque a Molina, sin la velocidad ni el remate aéreo necesarios para desenvolverse como única referencia.


El resto fue un partido accidentado, con varios errores arbitrales, entradas duras y penaltis casi cómicos. Pueden quedarse con eso, si quieren, pero hubo mucho más.
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