El Sevilla ganó la Europa League y eso pareció terminar con cualquier debate que enfrentaba al resultadista con quien pretendía analizar además los distintos aspectos del juego, pero ni entonces ni ahora pienso que Emery cuente con una delantera completa.
Si jugaba Bacca, Gameiro se tenía que quedar en el banco y Aspas en la grada porque eran entre ellos muy poco compatibles. Pese a que aquel ataque tenía velocidad, ruptura y gol, le faltaba poderío aéreo para bajar balones o rematar centros laterales. Emery se inventó, con gran tino, a Iborra de falso ariete y, en verano, Monchi cumplió y le trajo a Llorente. El perfil del riojano era, por tanto, necesario en el plantel.
Cuando el equipo tenga más velocidad y verticalidad por fuera (se solucionará en enero), Llorente se sentirá más a gusto que con extremos, como los que tiene ahora el Sevilla, a los que les gusta conducir y jugar por dentro. Lo extraño fue el fichaje de Immobile, sobre todo cuando se intentó primero con Ben Yedder. El franco-tunecino es más un futbolista de aguantarla, regatear y asociarse, mejor para el ataque posicional y compatible con Gameiro y Llorente. Immobile, mientras, no casa con ellos y, además, nunca ha entrado por el ojo de Emery. Eso sí, el calendario a partir de enero se va a apretar y quedarse sólo con dos puntas sería una locura. Que salga, pero sólo si llega otro delantero que pueda aportar algo nuevo, solo o acompañado.
Carlos Pérez
