Ojo Avizor (Opinión)

Arrivederci, Ciro

Carlos PérezCarlos Pérez
3 min lectura
Arrivederci, Ciro
- Carlos Pérez (13/01/2016)
Decía el sabio Panzeri que “el grueso de la opinión no tiene opinión”, que “gusta o no gusta de la cosas, y nada más”. A gran parte de la afición del Sevilla le gusta Immobile, y supongo que se debe a su carisma, y nada más, como también gustaba Chevantón al tiempo que se criticaba a Luis Fabiano. La masa asume en ocasiones una idea sin preguntarse los porqués. Por eso, el número de aplausos que se ha llevado el italiano en Nervión ha sido bastante superior al de sus méritos para merecerlos. Correr por correr nunca debería ser suficiente. Es mucho mejor el que entiende el juego, y él casi nunca lo ha hecho.

La llegada de Ciro, además, estuvo forzada. La primera opción era Ben Yedder, alguien diferente, más compatible con los otros dos puntas, de los que aguantan el balón, tienen regate, se asocian y asisten. El franco-tunecino era una necesidad; Immobile, una oportunidad.

Había sido máximo goleador en un campeonato difícil y particular, como es el italiano, y quería salir del Dortmund para jugar la Euro. Monchi entendió que debía aprovecharlo. Sobre el tapete, sin embargo, a Emery no le encajaba su pieza. No es que no le gustara: es que no es un jugador válido para su estilo. Immobile es, eminentemente, un rematador, y participa poco en el juego, por lo que depende mucho del pasador, que en Nervión no solía verle o lo hacía demasiado tarde, de ahí que cayera mucho en fuera de juego.

Ha habido margen para que el club y él mismo se percataran, y, sobre todo, para enmendarlo. Immobile no sólo no ha perdido valor, sino que tiene la opción, siendo dirigido de nuevo por el técnico que lo hizo máximo goleador y volviendo a la ‘Azzurra’, de revalorizarse. Un error enmendado a tiempo deja de ser un error. Arrivederci, Ciro.

Ahora llega el turno de Juan Muñoz. Más que el canterano, válido como tercer punta (el chaval tiene gol), el problema es que Llorente no deja de ser un mero recurso -y caro- y que Gameiro es bastante mejor como revulsivo -cuando el rival ya está más cansado y ha bajado la guardia- que ante defensas estáticas. La salida de Immobile acaba con un problema, pero no con todos los del ataque.
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