Opinión

Temores de verano

Carlos PérezCarlos Pérez
2 min lectura
Temores de verano
- Carlos Pérez
Hay un par de cosas en el fútbol que generan desconfianza: lo desconocido y las derrotas. Por eso este flamante y renovado Sevilla no convence hasta el momento a su parroquia, que extrae precipitadamente conclusiones definitivas sobre un proyecto que está en plena construcción, casi en su fase inicial. Jugar finales en agosto es un privilegio que, sin embargo, se ha convertido en un marrón para un equipo que ha tenido que competir antes de estar hecho y ante unos rivales, con más o menos titulares -muchos más que menos-, que son dos auténticos colosos.

En el cuerpo técnico la preocupación, por tanto, es relativa. Son conscientes de que los automatismos para la salida y la presión alta no están bien adquiridos aún, siendo algo que desembocó en errores que saben aprovechar como nadie futbolistas de la talla de Messi o Suárez, y que es algo que se mejora con horas de trabajo. Pese a ello, tanto en Trondheim como en Nervión, el Sevilla perdió por pecar de pardillo: ni se deben dar opciones al rival en los últimos minutos de un partido cuando tienes ventaja, ni el balón debe correr cuando te quedas momentáneamente en inferioridad. En el amateurismo también debe tener cabida la picardía. Está bien hacer un gran fútbol cuando hay que jugar, pero en los partidos se dan momentos a veces en los que no se debe jugar.

La idea, sin estar perfeccionada, es buena y compleja. Habrá que darle el tiempo que el calendario le ha negado.
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