Opinión

Un partido de barrio

Carlos PérezCarlos Pérez
2 min lectura
Un partido de barrio
- Carlos Pérez
Le preguntaron en la previa a Sampaoli si sabía qué era un Sevilla-Betis y el técnico argentino, que 'sólo' había vivido con anterioridad 43 partidos de máxima rivalidad, lo definió de forma inmejorable: "Es un partido de barrio". Y fue así durante casi todos los 90 minutos: intenso, sin orden, sin juego y sin árbitro. A Estrada se le fue el partido desde el minuto uno, mostrando tarjetas por sorteo y anulando un gol legal al Betis que hubiese dibujado un escenario distinto.

"Durante los entrenamientos se hace lo que manda el entrenador. En los partidos se hace lo que nos dejan hacer y lo que nos sale", decía Panzeri. Y a ninguno de los dos, fruto de la presión, les salió mucho. Un poco a Joaquín y Vitolo durante el primer tiempo. Y más continuado, a Escudero, N'Zonzi o Nasri, algo que no esconde que a este Sevilla le falte, y es tan claro como que en la 15/16 echó en falta otro Aleix Vidal, un futbolista que sepa manejar el tempo, alguien que juegue según requiera el partido, que le ponga una marcha más o menos dependiendo de lo que refleje el marcador. El 1-0 exigía un control que no tuvo y ahí creció el Betis, hasta llegar a empatar. Eso sí, como en todo partido de barrio, no había árbitro.
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